Alimentos, cuando el color marca la diferencia

Las verduras, se sabe, no son exactamente el alimento favorito de los niños. Incluso tampoco de muchos adultos, que prefieren alimentos más divertidos y sustanciosos. Pero esta aversión a la comida verde podría no ser el resultado de un capricho o perjuicio.

De acuerdo con un estudio realizado por la Escuela Internacional de Estudios Avanzados de Trieste habría, de hecho, una explicación científica. La tendencia a dejar de lado los alimentos de color verde sería parte de la naturaleza humana. El ser humano instintivamente es llevado a preferir alimentos de color rojo, como la carne, en comparación con los de color de verde de muchos vegetales.

Cuestión de instinto

Las investigaciones realizadas por el equipo de Trieste habrían mostrado un fuerte componente instintivo en la elección de los alimentos. Ya a primera vista nos inclinamos a elegir o rechazar un alimento. Por lo tanto, podría decirse que la primera degustación lo hacemos con los ojos. Y es justo en ese primer momento cuando se desencadena un mecanismo mental que nos lleva a estar más atraídos por los alimentos de color rojo, y menos por los verdes. Según los investigadores, sería una especie herencia ancestral.

Nuestro sistema visual se habría de hecho desarrollado con el fin de distinguir las bayas y frutas más nutritivas, a menudo de color rojo, de las hojas de la selva. Los seres humanos son efectivamente, "animales visuales" en contraste con otras especies, tales como los perros por ejemplo, que se guían más por el olfato. Y nuestro aparato visual es también especialmente eficiente para distinguir entre el rojo y el verde.

Alimentos. Todos los colores del gusto

La investigación habría puesto de manifiesto también otras tendencias particulares en la elección de los alimentos según el color. La preferencia de alimentos de color rojo en relación a los verdes se refiere en primer lugar, a los alimentos en su estado natural. En cuanto a los refinados, procesados y cocinados seríamos más propenso a pensar que el color no afecta el valor nutritivo de los alimentos.

Enfrentados a los productos naturales, por lo tanto, tendríamos la tendencia de atribuir un mayor contenido calóricos a los de color rojo. Cuestionados sobre el valor energético de los alimentos de color rojo y verde, los participantes de la investigación a menudo consideraron con menos calorías a los verdes, incluso cuando no lo eran. La preferencia del color rojo sobre el verde no afectaría, sin embargo, a los objetos y productos no comestibles.

Los resultados de este estudio podrían representar una valiosa ayuda para la lucha contra la obesidad, como estímulo para una alimentación más saludable.

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