Dime cómo comes, te diré quién eres


La forma en que una persona se enfrenta a lo que tiene en su plato, nos dice mucho sobre su personalldad. Así piensan Julieta Boghosslan y Julia Hormes, "comportamentistas de alimentos", que en el Huffington Post definieron cinco tlpos en base a las posibles actitudes hacia los alimentos.


El que come lento

El que come lento es siempre el último en terminar el plato, a limites exasperantes. "Esta es una persona que quiere tener el control sobre todo - explica el Boghossian - pero, al mismo tiempo, sabe apreciar la vida." La calma excesiva puede ser un síntoma de la falta de energía o un indicio de depresión. "Nuestro estado de ánimo afecta a la velocidad con la que comemos - advierte Hormes - pero no hay duda de que un enfoque más relajado en relación a los alimentos trae beneficios para la salud, tales como una mayor sensación de saciedad y una disminución del 'aporte calórico".


El que come rápido o devorador 

Por el contrario, el que come rápido parece estar compitiendo con el resto de la mesa: cuando todos están por la mitad del plato, él ya terminó. "Disfruta de la vida - explica el Boghossian - tiende a ser ambicioso, centrado en alcanzar sus objetivos y abierto a nuevas experiencias." En la velocidad no hay nada malo, salvo algún posible problema de salud. ¿Cómo qué? Demasiadas calorías consumidas en un instante.


El aventurero

Constantemente en busca de una aventura gastronómica, no se preocupa por los riesgos que conlleva este reto: amantes de la adrenalina y eso está bien. "Siempre y cuando no ponga presión sobre otros a seguir el camino de su imprudencia culinaria" - dice el artículo de Phil Mutz en LittleThings.com que originó el debate del Huffington Post: "El explorador gastronómica no es un perfil tan extendido".


El quisquilloso

Es el tipo de persona que nunca parece haber ido más allá de los gustos de la infancia, cuando comer era una cuestión de obligación y disgusto. Desde un punto de vista psicológico, tiene probablemente tendencias neuróticas: las autoras hablan de "neofobia alimentaria", o miedo a probar nuevos y desconocidos alimentos. "Una persona que sufre de esta fobia muestra rasgos de personalidad precisos - subraya la Hormes - y en casos severos, incluso puede llegar a sentir una aversión real por ciertos alimentos".


El aislacionista

Es el tipo más insólito, ha esquematizado su aproximación al plato: come un alimentos a la vez y no pasa al hasta haber terminado el anterior. El mundo a su alrededor raramente entiende ese método detrás de una locura aparente. Boghossian, explica, "es una persona tenaz y disciplinada, incapaz de concentrarse en otra cosa hasta que haya completado la tarea que está haciendo."

Comentarios sobre este artículo (0)

No hay comentarios