Ensaladas especiales

Alguna vez la ensalada fue, por definición, el acompañamiento de los platos principales. En general era la lechuga u otras variedades de temporada monovarietales, a veces combinadas con tomates.

Más tarde asumió características según el plato, según fuera necesario, antipasto (según el ejemplo francés y en sintonía con la alimentación vegetariana), segundo plato vegetariano cuando, a veces bajo el nombre de "gran ensalada", como plato principal del almuerzo, era consumido en la pausa laboral.

Pero, actualmente, la gama de variedades propuestas se ha ampliado con el agregado la calidad, una vez ignorada.

Hay ensaladas que, por riqueza aromática o de intensidad del sabor, en lugar de ser servidas como únicas protagonistas del plato, se unen a otros ingredientes, a fin de caracterizarlas mejor.

En tal caso, se prefiere que "diluir" la intensidad del sabor para evitar que la intensidad del gusto resulte demasiado agresivo.
Como por ejemplo en el caso de la rúcula, la radicheta, los berros, o el diente de león.

Juntos dan vida a una especie de ensalada (ensalada de hierbas silvestres), de sabor muy fuerte, a veces ligeramente picante, para servir en pequeñas porciones y debidamente sazonada. 

Y tratándose de ensaladas especiales, requieren condimentos específico.

Si se sirven juntos, por ejemplo, pueden ser sazonados con sal, vinagre y tocino frito cortado en cubitos.

El berro se presta a ser aderezado con mostaza de Dijon montada con aceite; la misma salsa puede ser enriquecida con una yema de huevo duro mezclado con los ingredientes para dar una mayor consistencia a la mezcla cremosa.

Incluso la vinagreta clásica es un buen condimento eventualmente perfumada con estragón.

La rúcula es adecuada para ser combinada con quesos semiduros, tales como Emmental o para disolver en la salsa una pequeña porción de queso azul, a fin de formar un plato importante y no un simple acompañamiento.

Estas ensaladas se combinan con ingredientes dulces como gambas al ajillo o sancochadas y privadas del caparazón, calamares o incluso pulpo, hervidos y cortados en pequeños pedazos.

La limpieza de la ensalada

El consumo de alimentos crudos requiere particualres normas de higiene.

En primer lugar, se debe limpiar la ensalada con raíces (diente de león) de cualquier tierra residual utilizando un cuchillo pequeño.

Es conveniente someter estas plantas a un lavado preliminar sobre todo cando están enteras, para sacar de los intersticios de las en la base de las hojas, de cualquier rastro de tierra.

A continuación, se procede al lavado real en un recipiente grande y con agua corriente.

Cuando la ensalada se lava y se seca, se procede a cortarla.

No es aconsejable cortarlas antes de lavarlas ya que el sabor y los nutrientes se perderían.

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