Ideas básicas para preparar una tabla de quesos

El queso es un plato en sí mismo, suave, picante o ahumado; fresco o madurado; artesanal, importado o nacional, es tan versátil y saludable que acompaña cualquier comida o momento del día. Y una tabla de quesos es la mejor opción para degustarlos y saborearlos.

Algunos puntos a tener en cuenta

Primero, la variedad. Hay que buscar quesos suaves para luego pasar a los semiduros, los fermentados y, por último, a los de pasta dura y picante. Entre los primeros, esos que se deshacen en la boca por ser cremosos, está el brie. De sabor ligeramente frutado, color amarillo claro, de pasta suave y grasa. Otro, el camembert, uno de los franceses más antiguos y apreciados. De aroma inconfundible, color amarillento, fuerte sabor y delicado al mismo tiempo, de pasta blanda y homogénea.

También se pueden elegir de diferentes leches: de vaca, de oveja o de cabra. Con esta última se elaboran los quesos naturales. Muy nutritivos según el tiempo de curación, pueden ser blandos, semisecos, secos o duros. Se consumen frescos y su aspecto debe ser blanco. La provoleta de cabra (queso de cabra estacionado, que se funde a la parrilla) es imperdible.

Lo ideal es elegir diferentes colores y texturas para agregar diversidad. Por ejemplo: uno de cáscara blanca, otro de pasta amarilla, otro azul, un granulado y uno para untar.

Para acompañar quesos fermentados y de sabores complejos, son ideales los panes multicereales, con nuez, semillas, o los que tienen el toque dulzón que aporta la miel, son ideales.

La que hay que saber

Los quesos deben consumirse de menor a mayor intensidad de sabor

Una buena selección para una tabla, debe contar al menos con cinco variedades

Calcular entre 100 y 150 gramos de queso por comensal.

Más allá del grado de madurez, que puede ser distinto, siempre deben conservarse en la heladera y ser servidos a temperature ambiente

Los panes con buena costra son más atractivos tibios o tostados


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