Damasco

Damasco

El damasco, chabacano o albaricoque es una fruta propia de un árbol de la familia de las rosáceas; con flores grandes y en colores que varían entre el rosado y el blanco.

El damasco es una futra de forma redonda, con piel de textura aterciopelada y de un color que da la impresión de un perfecto bronceado. Pero además de su forma y vistoso color, se ha destacado desde siempre por ser dueño de muchas propiedades para la salud.

Es una fruta que contiene mucho caroteno, ideal para ayudar a prevenir algunos tipos de cáncer como el de garganta, esófago, estómago, pulmón y de vesícula. Contiene también, pectina y celulosa lo que ayuda a un rápido movimiento de los intestinos evitando el estreñimiento.

Esta fruta puede consumirse fresca o seca y en ambos casos está libre de grasas, colesterol y sodio, resultando muy beneficioso para el corazón. Al estar secos, tienen mucho potasio casi igual que una banana o una naranja.

Incluso puede servir en la cosmética ya que al aplicarse externamente, previene la aparición de arrugas, dejando la piel más tersa y suave. De sus semillas se obtiene un aceite, que se usa para curar sarna, salpullidos y otras dolencias de la piel.

Se pueden preparar muchos remedios con esta fruta como uno para curar las hemorroides externas. Solo hay que machacar 3 semillas de damascos frescos y el aceite que se obtiene se aplica sobre las hemorroides usando un trozo de algodón.

Para quienes tienen débil el corazón puede resultar muy efectivo preparar y tomar este remedio lavando y cortando 3 albaricoques y licuando la pulpa con media taza de leche por unos minutos. Después se le pone un poco de yogur descremado se vuelve a batir y listo para tomar todos los días en las mañanas.

Es bueno para acabar con el estreñimiento, la pulpa de 3 damascos se coloca en un recipiente con agua y se deja reposar por 24 horas para consumir en la noche, antes de dormir.

Contra la anemia puede servir de mucho, pero esta vez debe mezclarse con una pera y con un vaso de leche para licuarlos y beber un vaso por espacio de 10 días.

Y para terminar con las arrugas, se necesita también 3 damascos cortados en trozos para licuar con 1 taza de agua y dos mitades de aguacate sin cascar y sin semilla. Se licua hasta que quede una mezcla consistente y se añade un chorrito de aceite de oliva para volver a licuar.

La mascarilla obtenida se aplica uniformemente en el rostro y cuello por 45 minutos y luego se enjuaga con agua tibia. Ideal para aplicarse por las noches, tres veces a la semana.

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