Aceite de oliva virgen extra para mantenerse ligero y vivir más

El aceite de oliva virgen extra se asocia de inmediato con la dieta mediterránea y la cocina tradicional, sencilla y a la vez rica en sabor. Pero el oro verde, como se suele llamar al aceite de oliva virgen extra, también es capaz de aportar moléculas y sustancias extraordinarias para nuestra salud y nuestra línea. Por la alta presencia de grasas es sin duda un alimento calórico. Una cucharada aporta unas 90 calorías. Sin embargo, basta con consumir dos cucharadas de aceite de oliva virgen extra todos los días, posiblemente crudo, para garantizar al organismo toda una serie de sustancias aliadas y protectoras. Veamos en detalle qué son, y por qué el aceite de oliva virgen extra es el mejor condimento para recuperar la forma y vivir más tiempo.


El aceite de oliva virgen extra favorece la absorción de vitaminas

En el menú diario, el aceite de oliva virgen extra aumenta sobre todo la presencia de vitamina E en la que es rico y que se hace más absorbible por la presencia simultánea de lípidos. Esta sustancia es capaz de contrarrestar la acción de los radicales libres que provocan que las células y los tejidos envejezcan antes y aumenta el riesgo de enfermedades, incluido el sobrepeso. Las grasas del aceite de oliva virgen extra ayudan a asimilar mejor la vitamina A, preciosa para la piel y la vista. También facilitan la absorción de vitamina D y vitamina K, que son esenciales para la salud ósea. El aceite de oliva virgen extra también es fuente de polifenoles entre los que se encuentran el oleocantal y la oleuropeína, moléculas antioxidantes capaces de aumentar los niveles de glutatión en nuestro organismo, que actúa como una especie de "antioxidante" para nuestras células.

El aceite de oliva virgen extra aumenta la sensación de saciedad

El aceite de oliva virgen extra es el condimento ideal para aderezar los platos de quienes quieren ponerse en forma o evitar engordar. La adición de aceite de oliva virgen extra a los platos los hace más saciantes. El mérito se debe a la presencia de sustancias como el tirosol, el hidroxitirosol y los ácidos grasos esenciales, que ayudan a ralentizar el vaciamiento gástrico y la digestión de los carbohidratos.

El aceite de oliva virgen extra protege el corazón

Según estimaciones de la OMS (Organización Mundial de la Salud), las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo. El aceite de oliva virgen extra es un excelente aliado para prevenirlos. Utilizado en platos a base de carne, permite incorporar en cantidad antioxidantes como los polifenoles que, además de tener una acción protectora, facilitan la digestión del colesterol. Agregado al tomate cocido, por otro lado, aumenta la biodisponibilidad de carotenoides como el licopeno, que ayudan a reducir los niveles de colesterol LDL "malo" en la sangre. Gracias a la presencia de oleuropeína, ácido elenólico y otros compuestos, mejora el metabolismo de los lípidos, disminuyendo los triglicéridos en la sangre, que aumentan el riesgo de hipertensión arterial, infarto y muchos otros trastornos.


El aceite de oliva virgen extra contrasta la aparición de la diabetes

Según las previsiones de la OMS, la diabetes será la séptima causa de muerte en el mundo para 2030. El aceite de oliva virgen extra es un ingrediente que puede reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad. Gracias a la riqueza de ácidos grasos esenciales y oleuropeína, reduce la absorción y digestión de los carbohidratos y ayuda a mantener bajo control la glicemia, es decir, los niveles de azúcar en sangre. Gracias a la presencia de polifenoles, protege a las células, incluidas las del páncreas y el hígado, del daño oxidativo, lo que aumenta el riesgo de enfermarse.

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