Comer lentamente hace perder peso... y mucho más

Comer despacio, masticar cada bocado con gusto y calma ayuda a mantenernos en forma. Es científico y no es solo sentido común. Una investigación que involucró una muestra de 60 mil japoneses, de hecho, recopiló todos los beneficios de una masticación lenta y entre los muchos también está la reducción del riesgo de obesidad.

La muestra japonesa se dividió según la velocidad de masticación en tres grupos: los masticadores rápidos, normales y lentos. Los investigadores luego monitorearon los subgrupos durante un período de cinco años, de 2008 a 2013, encontrando que en los masticadores normales el 29 por ciento tenía menos posibilidades de sobrepeso, lo que se convirtió en 42 por ciento menos de probabilidades de ganar peso. Por supuesto, hay alimentos que se prestan a ser consumidos en más tiempos y otros en menos.

El estudio japonés integra los conocimientos de investigaciones anteriores que dicen desde hace años que una comida consumida con calma y lentamente previene la insulinorresistencia (la baja sensibilidad de las células a la acción de la insulina, que puede conducir a la diabetes mellitus tipo 2). Evita el reflujo gástrico, mejora el sabor y mejora la digestión.

Y luego está el sentido común y la psiquis, que no se pueden ignorar, que nos dice claramente cómo demorarse el tiempo adecuado en cada bocado, ayuda a combatir el estrés de la vida cotidiana y a disfrutar más de las comidas. Sin mencionar que alimentarse con voracidad y apresurarse a veces oculta la sensación de hambre, mientras que la comida lenta ayuda a comer mejor y a sentir la sensación de saciedad en el momento adecuado.

Finalmente, es interesante que en esta investigación japonesa las personas monitoreadas fueron monitoreadas durante un lustro y se observó la inversión de tendencia en aquellos que cambiaron la velocidad para comer. Sí, porque los comedores voraces y apresurados a veces cambiaron y se volvieron lentos, demostrando que se puede cambiar el comportamiento incorrecto.

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