Para algunos clientes es un capricho, un pasatiempo, una forma de llevarse a casa un recuerdo de una agradable velada, pero para los restauranters puede suponer un auténtico perjuicio económico: hablamos de pequeños hurtos en el restaurante, o de la (mala) costumbre de llevarse ceniceros, servilletas y demás complementos de las mesas o incluso de los baños del local. Veamos cuáles son los artículos más robados en los restaurantes.
Robos en el restaurante: por qué ocurre y cuánto cuesta a los propietarios
Ya en 2002 el New York Times le dedicó un reportaje al problema de los robos en los restaurantes más famosos y caros de Estados Unidos, citando entre los casos especiales una cubeta plateada de champán de $1.200 en Locke-Ober de Boston, una lámpara de bambú con forma de pez de $ 1,000 en el Dahlia Lounge de Seattle, entre otros, pero también una rara foto de época de $ 1,500 que se colocó en las paredes del Eleven Madison Park de Nueva York.
Hace unos años, sin embargo, Reino Unido dio la voz de alarma: el robo de diversos complementos cuesta a los restaurantes (y pubs) de la isla 186 millones de libras al año y aproximadamente uno de cada tres clientes es autor de estos robos ilícitos; otro nombre famoso den la cocina, Jamie Oliver, se quejó públicamente en 2012 de que perdía 30.000 libras esterlinas al mes por el robo de las preciadas servilletas de marca que ponía a disposición en sus restaurantes.
En definitiva, el fenómeno es generalizado y global, pero ¿de qué depende? Encontrar una respuesta al robo de varios objetos en los restaurantes es probablemente imposible, porque entran en juego muchos aspectos y variables: puede haber un factor ligado al "desafío" y la emoción de robar un pequeño (y aparentemente insignificante) artículo prohibido, o un intento de llevar a casa un recuerdo concreto de una velada especial en un lugar maravilloso (un souvenir excepcional), o incluso simplemente el deseo de llevarse una pieza única y quizás preciosa, quizás convencido por el alcohol consumido previamente que afloja los escrúpulos habituales e inhibiciones.
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