Ensaladas en bolsa, lo que hay que saber

Las ensaladas siempre tuvieron un lugar importante en la mesa, principalmente en los meses cálidos cuando, en tiempos más antiguos,  solían prepararse con los vegetales y hortalizas cultivados en el propio huerto.

Hoy en día, la pasión por este plato saludable sigue vigente, pero la diferencia, sin embargo, es que debido a la falta de tiempo y otros impedimentos de la vida moderna, del pequeño huerto doméstico se pasó primero a la verdulería y, en los últimos tiempos, a las góndolas de refrigerados del supermercado, donde las ensaladas ya peladas, lavadas, cortadas y envasadas se presentan en bolsas o bandejas en porciones individuales.

Obviamente, abrir un paquete, verter el contenido en la ensaladera y condimentar, es más práctico que todas las tareas -limpieza, lavado, secado, corte- que requiere preparar una ensalada. Al igual que con otros servicios, también éste tiene su precio: la ensalada ya lista puede costar de dos a siete veces más que la verdura suelta, y también requiere más atención al momento de la compra.

Consejos sobre las ensaladas en bolsa

Para tener una ensalada ya preparada y lista para condimentar de buena calidad, es importante respetar la cadena de frío, desde la cosecha hasta que las verduras llegan a la ensaladera. La temperatura debe permanecer constantemente baja durante las etapas de procesamiento, que debe llevarse a cabo en habitaciones con aire acondicionado y utilizando agua helada para conservar mejor cada una de las verduras, bloqueando la reproducción de bacterias.

Una vez finalizado el ciclo de limpieza, secado y envasado, los productos deben ser almacenados en frío y luego ser transportados en camiones refrigerados hasta su exhibición para la venta en los mostradores refrigerados de los puntos de venta.

El embalaje es el que impide que el oxígeno entre en la bolsa o bandeja, evitando la emisión de dióxido de carbono producido por las hojas, que se mantienen "vivas" a pesar de haber sido cortadas de la planta y siguen respirando. De esta manera, con el paso de las horas en el paquete se crea una situación similar a la de los productos almacenados en atmósfera modificada, lo que retarda el marchitamiento de las hojas y el desarrollo de moho.

Esto es así siempre y cuando el envase permanezca sellado correctamente y al frío: al abrir la bolsa o recipiente, las hojas se degradan rápidamente porque de las partes cortadas escapar jugos que constituyen un terreno fértil para la proliferación de bacterias.

También hay que tener presente otro factor: las verduras comienzan a perder sus sutancias nutritivas, particularmente vitaminas, inmediatamente después de su cosecha, y este proceso natural se acelera cuando se cortan las hojas.


Consejos para comprar ensaladas envasadas

- Compre sólo las ensaladas conservadas en mostradores refrigerados.

- Siempre revise la fecha de caducidad: como con todos los productos frescos, la regla general es elegir el paquete con la fecha de caducidad más lejana, teniendo en cuenta que siempre es mejor utilizar el contenido por lo menos dos o tres días antes de que caduque.

- Observe con atención la bolsa o recipiente y deseche los que tienen condensación en su interior.

- Compruebe el estado de la mezcla de vegetales: la presencia de hojas ennegrecidas en los bordes o en el punto de corte significa que el producto ya se está alterando.

- Deseche también los envases con hojas pegadas en el celofán y prefiera aquellos en los que las piezas son de tamaño regular.

- No interrumpa la cadena de frío: al igual que con otros productos frescos o congelados, déjelos para el final de la compra; ya en su casa, ponga la bolsa en el refrigerador tan pronto como sea posible. Para aprovechar las ventajas de la ensalada en bolsa como almuerzo en la oficina, comprarla por la mañana o llévela de su casa en una bolsa refrigerada.

- Una vez abierto el paquete, la ensalada debe consumirse el mismo día o a lo sumo en 24 horas.

- Siempre es aconsejable lavar las ensaladas pre-cortadas, incluso cuando no se indica explícitamente en el envase. Esto es importante para identificar y eliminar las hojas que comienzan a pudrirse.