Pollo: vademecum desde la compra hasta la cocción

Al cocinar la carne del pollo es posible cometer errores banales que pueden poner en peligro la calidad y frescura de los platos. Desde la compra hasta la cocción, estas son las reglas de oro para preparar una de las carnes más consumidas en muchas partes del planeta.

La piel del pollo

El vademecum comienza en el supermercado: la elección de pollo es un muy importante y hay varios detalles de los que se puede deducir la frescura del producto. En primer lugar hay que mirar la piel, que "nunca debe estar seca o engrosada". No es tan importante, sin embargo, el color, que puede variar dependiendo de la raza y alimentación del pollo.

La carne, debe ser suave, rosada, brillante y húmeda. Oliéndola debe tener un aroma libre de olores rancios o desagradables. Se debe observar también el envase, si son productos congelados no deben ser elegidos los que están cubiertos de escarcha, en el caso de los productos frescos se deben evitar los verdosos.

En el lugar correcto en el momento adecuado

Elegir cuidadosamente el pollo que se llevará a la mesa es esencial, pero conservarlo de modo correcto es igualmente importante. Al ser un alimento perecedero, debe llegar al refrigerador tan pronto como sea posible: para no romper la cadena de frío, debe pasar poco de tiempo entre la compra y la conservación en el refrigerador. Es conveniente proveerse de una bolsa térmica para transportarlo. Y si se lleva en bolsas de supermercado, el pollo no debe estar en la misma bolsa de las verduras; también en el refrigerador, la carne debe tener un espacio específico.

Los alimentos crudos y perecederos deben mantenerse bajos, alimentos y bebidas en la parte superior y verduras en los cajones. Además, es mejor no excederse con los suministros, si el refrigerador está muy lleno no circula el aire y la comida no se enfría lo suficient.

La descongelación de los productos congelados, también debe ocurrir muy rápidamente: si por el contrario se desea descongelar el pollo poco a poco, mejor hacerlo en el refrigerador y no a temperatura ambiente, ya que las bajas temperaturas preservan la calidad de la carne.


Cómo cocinar el pollo: atención a la cocción

Las recomendaciones generales también son válidas en la cocina cuando se cocina el pollo: hay que lavarse bien las manos (al menos 20 segundos) con jabón antes de entrar en la cocina, utilizar un cuchillo y una tabla de cortar diferente (o lavada) para cada alimento: con pollo y verduras crudas apoyados en la misma tabla de trabajo, podría producirse una contaminación cruzada, al transmitirse los gérmenes de la carne a las verduras. Antes de cocinar el pollo, no es necesario enjuagarlo bajo el agua, ya que no sólo no elimina, sino que ayuda a propagar las bacterias.

Es importante cocinar muy bien este tipo de carne, que debe llegar a 74 grados en el centro: si se toca con los dedos tienen que estar caliente. Si se cocinan entero, el pollo debe ser atado con una cuerda, mientras que si es a la parrilla, deben evitarse las quemaduras.

Pero cocinar el pollo a la perfección no es suficiente, también el enfriamiento es importante. La carne debe ser servida dentro de los 15 a 20 minutos de la cocción, ya que las temperaturas entre 10 y 50 grados son las más favorables para el crecimiento microbiano. Si no se lo puede comer de inmediato, mejor poner el pollo en la nevera, dentro de un recipiente cerrado: bastará con darle una calentada a fuego alto para obtener todo el sabor (y la seguridad alimentaria) de la primera cocción.

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