Por qué con el ayuno no se adelgaza

¿Cuántas veces, sobre todo después de una gran comida, hemos dicho que al día siguiente no comeríamos? ¿Y cuántas veces se nos ha ocurrido perder peso rápidamente dejando de comer? La verdadera pregunta es: ¿el ayuno es realmente una estrategia ganadora para remediar un atracón o para ponerse rápidamente en forma?

Hay que ser realistas: para adelgazar correctamente no existen dietas milagrosas o ultrarrápidas que nos puedan ayudar, incluido el ayuno. Si deseas perder esos 3 o 4 kilos debes restringir la cuota calórica diaria sin privaciones definitivas, manteniendo así siempre un equilibrio: está prohibido excluir grupos de alimentos enteros, especialmente los hidratos de carbono que, muy a menudo, son los primeros en ser acusados y, en consecuencia, eliminados (injustamente). Una pérdida de peso, ya sea pequeña (hasta 4 kilos) o mayor (más de 4 kilos), siempre necesita la cantidad de tiempo adecuada. ¿Cual? En una semana se puede perder entre medio kilo y un kilo, no más.


¿Podría ayudar el ayuno?

No. Basta ver cómo reacciona nuestro cuerpo para entenderlo. Los mecanismos que se desencadenan durante el ayuno son los que nuestros antepasados aprendieron a "explotar" para sobrevivir cuando vivían de la caza. Nuestro cuerpo, de hecho, es capaz de resistir mucho tiempo sin comer gracias a complejas reacciones bioquímicas que nos permiten obtener energía de nuestros depósitos energéticos.

Si durante la fase de ayuno mirásemos nuestro cuerpo con una |lupa veríamos que nuestras células para vivir y nuestros órganos y sistemas para funcionar buscarían la energía necesaria en las grasas (triglicéridos) y el glucógeno, que es el depósito de azúcar (glucosa) presente en el hígado. Cuando el ayuno comienza a prolongarse, nuestro cuerpo, ante la falta de azúcar que se agota rápidamente, toma parte de la energía que necesita de las proteínas, restándolas de una de las funciones para las que están destinados: construir nuestros músculos "ladrillo a ladrillo". Es por este motivo que el ayuno prolongado conduce al consumo de nuestra masa magra: esto significa una ralentización del metabolismo basal, una condición desfavorable para la pérdida de peso.

En conclusión, no desanimarse si nos desviamos un día: a la mañana siguiente retomaremos el camino sin privarnos innecesariamente de alimentos que no nos "intoxiquen", sino que al contrario nos nutran.

Comentarios sobre este artículo (0)

No hay comentarios