Cocidas son más digeribles
Desde el punto de vista nutricional, las zanahorias cocidas aseguran un contenido de betacaroteno más biodisponible. Por lo que su cocción aumenta su acción antioxidante. El consejo es saltearlas en una sartén o al vapor, aliñarlas siempre con aceite de oliva virgen extra y combinarlas siempre con una fuente de proteínas. La cocción en los lípidos del aceite hace más asimilables los carotenoides, mientras que la asociación con pescado o carne y sus derivados reduce la absorción de los almidones y mejora sus efectos sobre la salud.
Crudas son más amigables con la silueta
Para aprovechar al máximo las propiedades de las zanahorias, también es bueno comerlas crudas. Las zanahorias contienen carbohidratos. Con la cocción, estos azúcares se vuelven más disponibles y, por lo tanto, asimilables por el cuerpo. Las zanahorias crudas además de tener un índice glucémico más bajo, también ofrecen un mayor contenido en fibras que dan saciedad y favorecen la regularidad del intestino. También garantizan un mayor aporte de vitaminas con acción antioxidante, entre ellas la vitamina C, que tiende a dispersarse con el calor. Esta sustancia favorece la circulación y tiene una potente acción antiinflamatoria. Por lo que la sugerencia es alternar el consumo de zanahorias cocidas con crudas y tenerlas siempre a mano, listas para picar aunque sea como un simple tentempié para quitar el hambre.
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