Para conseguirlas, deben seguirse algunas técnicas y pequeños consejos hay que comenzar por la observación, algo sencillo ya que cuando las compramos ya hechas, podemos ver como se fríen en los restaurantes de comida rápida u otros establecimientos.
En realidad es algo muy sencillo pero depende mucho de las comodidades que se tengan en la cocina. Lo ideal es contar con una freidora con cesta, pero utilizar una espátula puede dar el mismo resultado.
Para que queden muy crujientes se deben freír hasta quedar doradas y de inmediato retirarlas del aceite. Se ponen a escurrir por algunos minutos y se vuelven a colocar en el aceite hasta que estén listas.
Y para aquellos que compran las papas y las pelan en casa para después cortarlas, resulta mejor guardarlas cortadas en el congelador. Las papas deben pelarse y lavarse para cortarlas en el tamaño que se desee y llevarlas al congelador, es bueno colocarlas dentro de una bolsa de plástico para que se conserven mejor.
Para freírlas se llevan directamente del congelador a la freidora con el aceite caliente. En el caso de que las papas hayan formado algo de escarcha, es mejor retirarla antes de freírlas, de lo contrario el agua hará que el aceite caliente salpique produciendo quemaduras a quien las fría.
Un consejo muy antiguo y que hasta ahora las abuelas lo recomiendan, es salar las papas antes de llevarlas a la freidora. Para muchos, esta técnica las vuelve muy crujientes pero lo que sí es verdad es que el aceite suele saltar más de lo normal cuando se le hecha sal.
Para otros, freír las papas con grasa vegetal es lo mejor, pero no resulta ser una de las opciones más saludables. De igual forma, para consumirlas de vez en cuando, no está de más probar y degustar.
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