Debuta la hamburguesa artificial

El primer "bistec in vitro" fue creado por el científico neozelandés Mark Post de la Universidad de Maastricht.

La hamburguesa artificial nació en un laboratorio y podría reducir el impacto ambiental de la ganadería en el planeta. Esto es lo que dicen los inventores de este nuevo alimento, comenzando por Mark Post, profesor de la Universidad de Maastricht en los Países Bajos, quien dirigió el estudio y que, junto con su equipo, tardó seis semanas en confeccionar su hamburguesa a partir de 20.000 minúsculas muestras de carne cultivada en laboratorio. Los investigadores añadieron pan rallado, sal, huevo en polvo, así como jugo de remolacha y azufre para el color.

"Nuestra hamburguesa está fabricada a partir de células de músculo extraídas directamente de una vaca. No hemos modificado nada. Para que sea un éxito, tiene que tener la misma apariencia, la misma consistencia y, eso esperamos, el mismo gusto que la verdadera", precisó Post. En su opinión, en un futuro no muy lejano será posible ofrecer a los consumidores carne de cerdo, cordero, pollo y res sin recurrir a la ganadería intensiva.

La creación de la hamburguesa en un tubo de ensayo a partir de células madre bovinas, ha requerido una inversión considerable. El costo total del proyecto para la creación de hamburguesas se calculó unos  250 mil euros.

Por consiguiente, la idea de la creación de carne en laboratorio no es ya una mera fantasía. Pero sí una realidad con costos exorbitantes. Recientemente fue revelado el nombre de la persona que ha decidido financiar el proyecto. Se trata de Sergey Brin, el multimillonario co-fundador de Google, que ha decidido invertir los 250 000 euros, en nombre del bienestar animal, para  fabricar la hamburguesa sintética.

Entre los primeros degustadores de esta hamburguesa artificial, se encuentran Josh Schonwald, de Chicago, autor de "Taste of Tomorrow", y Hanni Rützler, investigador austríaco de Future Food Studio.

Los científicos que han estudiado su creación creen que la hamburguesa sintética podría ser la respuesta adecuada a la creciente demanda de carne de los países del mundo en desarrollo como China y la India, y en vista del aumento de la población mundial próximos 40 años.

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