Degustar no siempre es catar

Cata y degustación son la misma cosa? Técnicamente hablando sí, pues, tanto los catadores profesionales como los enólogos de las bodegas usan estos dos términos indistintamente. Pero cuando nos invitan a participar de una degustación (sea de un vino o de cualquier otro alimento), y ésta está dirigida a "presentar" públicamente un producto, el acto de degustar se modifica de manera sensible.

Circunstancialmente se degustan vinos en un ambiente festivo, se habla de la vida copa en mano, se alterna su ingestión con bocados diversos para paliar el trago, se ríe e incluso se fuma con profusión. Todo esto hará que seamos indulgentes con la valoración del producto -vino- de-gustado y lo que debería ser tildado de malo o bueno se disfrazaría con un eufemístico "no está mal" o un eufórico "realmente excelente", por mucho que la conciencia no pierda de vista lo calidad de lo que se ingiere.

Una cata técnica es otra historia. Catar "es someter el vino a los cinco sentidos, es analizarlo, estudiarlo, apreciarlo, clasificarlo y describirlo. La cata nos permite descubrir el verdadero estilo del vino, su silueta, su expresión". Y paro llevar a cabo una cata o una degustación técnica, hace falta un sitio bien iluminado, bien aireado, exento de olores y, de ser posible, con paredes blancas.

Se cata alrededor de una mesa y en silencio, con la única compañía de los vinos que se someten a examen, las correspondientes copas, uno panera con pan blanco para "limpiarse" la boca en cada cambio de vino, lápiz y fichas de cata.

Todos los sentidos estarán alertas para la ejecución de la cata: oído, vista, olfato y gusto intervienen, en este orden, para determinar la calidad de los vinos escogidos.

De cómo se hace uso de los sentidos para penetraren la vida íntima de un vino, es tema para abordar en otra ocasión.

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