El café por el mundo: Austria

Los exquisitos ciudadanos vieneses no amaron demasiado el líquido oscuro. Kolschitzky lo mezcló con crema. Así surgió “La melange”. Pero el polaco estaba decidido a pasar a la historia.

Se le ocurrió que el mejor modo de acompañar su melange era ofrecer unas masas que tuvieran forma del símbolo del enemigo vencido. Así, ni más ni menos, nacieron las medias lunas (croissants).

Los vieneses, luego, ciudadanos de alta cultura gastronómica, desarrollaron un verdadero amor por el café. Una gama de sutilezas pocas veces vista. Gracias a eso, ahora en Viena, se puede tomar la infusión de veinte modos diferentes.

Enumeraremos algunos de ellos: el schwarzer (negro y muy fuerte); el brauner (un poco menos fuerte); el schale braun (café cortado con leche); pero también el fiaker (café muy fuerte mezclado con coñac); el sinspanner, fuerte, servido en vasos con copetes de crema (conocido en muchos lados como café vienes).

Entre tanta fantasía, merece memorarse la Kaiser Melange. Dicho de otro modo: la melange imperial.

Kaiser Melange

Para una persona:

1 yema

4 cucharadas soperas de crema

1 taza de café muy fuerte

1 cucharadita (de té) de azúcar.

Se bate la yema con un poco de agua y dos cucharadas soperas de la crema líquida. Se vierte en una taza y se bate bien con el café azucarado. Encima se coloca un copete hecho con el resto de la crema batida. Se sirve siempre con un vaso de agua.

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