Una tabla de quesos y embutidos se prepara para un copetín, un cóctel o una cena informal. Se puede preparar para comer con pancitos o tostadas, o con cuchillo y tenedor en la mesa.
Se sirve de entrada en una reunión donde luego se puede pasar a una cazuela o a un plato de pastas.
No es difícil de preparar y depende del bolsillo, del buen humor, y de la variedad y cantidad de productos que utilicemos
Obviamente la selección y elección de los ingredientes variará de acuerdo a la región donde nos encontremos. Es bueno utilizar productos regionales ya que su sabor será mucho más auténtico que el de aquellos productos provenientes de grandes frigoríficos estacionados en cámaras, o sometidos a prolongados viajes.
Aunque su calidad sea óptima, éstos últimos, normalmente tienen un sabor más neutro. Una última recomendación, cualquiera sea el producto que elijamos: asegurarnos de su proveniencia y condiciones de salubridad.
Dentro de los quesos, siempre adaptando al gusto y variedad local, conviene poner duros, tipo provolone o cheddar; semi-duros, tipo Mar del Plata, fontina, gruyere y otros; blandos, como Roquefort, mozzarella, brie o Camembert y algunos quesos blancos saborizados con hierbas y especias, sin olvidar algún quesillo de cabra.
Para acompañar los quesos se sirven aceitunas verdes descarozadas, aceitunas rellenas, pickles, choclitos agridulces, tomatitos, nueces, ramas de apio y otros.
Los quesos pueden cortarse a la mañana o el día anterior y conservarse en la heladera tapados con plástico autoadherente o en envases herméticos.
Los quesos blancos pueden colocarse en cazuelitas o dentro de hojas de repollo recortadas que al mismo tiempo adornan la tabla.
Las frutas secas quedan muy bien con los quesos. Se pueden colocar sueltas, dividiendo la variedad de los quesos sobre las tablas, o en bols o canastitas chicas para acompañar.
Esta variedad de quesos puede servirse en una o varias tablas o combinarse con embutidos.
Los embutidos deben estar cortados en fetas o rodajitas y acomodados para que se puedan levantar fácilmente. La variedad se elige según el gusto, pero es bueno tener jamón cocido, jamón crudo, bondiola, salames comunes y ahumados, paté o leberwurst. Se acompañan con panes negros y blancos y con mantecas saborizadas.
Con los embutidos combinan muy bien las frutas y se pueden armar canastitas de melón, frutillas, gajos de duraznos y otros.
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