Vinos orgánicos

La lluvia es un factor determinante, ya que la humedad genera múltiples enfermedades que sólo encuentran cura en los productos químicos, tirando por la borda todo anhelo ecológico. Por eso los mejores viñedos para este tipo de elaboración se encuentran en zonas áridas y desérticas, con muy pocas lluvias, buena insolación y ventilación, todas condiciones que favorecen el desarrollo natural de las plantas.

A la hora de elaborar "vinos orgánicos", hay que cumplir con ciertos requisitos, tanto en el viñedo como en la bodega. Por ejemplo, en la viña está prohibido el uso de productos químicos para combatir las enfermedades (botrytis, oidio, peronóspora, entre otras), por eso el recurso es plantar pasturas y gramíneas que favorezcan la convivencia de insectos, y así mantener un ecosistema biológico natural y en armonía. Estos "yuyos", además, aportan nutrientes a los suelos y compiten por el agua con la vid.

Una vez que la uva llega a la bodega, hay que seguir otros procedimientos reglamentados por las certificadoras internacionales (ISO, HACCP o EUREPGAP). Estas actividades tienen que ver con el tratamiento de la uva, sanidad en bodega y la no utilización de anhídrido sulfuroso. Es por ello que en el mercado hay dos tipos de "vinos orgánicos", el vino elaborado con uvas de viñedos orgánicos y el verdadero vino orgánico (de viña y bodega).

Los entes que otorgan los certificados de "Orgánico" se encargan de realizar periódicamente inspecciones técnicas a fin de garantizar la autenticidad de los informes y el cumplimiento de los procedimientos. La decisión de elaborar estos vinos tiene más que ver con una filosofía que con un objetivo comercial.

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