¿Por qué deberíamos comer una manzana al día?

Comer una manzana al día mantiene alejado al médico. Así dice un viejo refrán. Pero aunque la manzana es una de las frutas más consumidas, a menudo se subestima su potencial. Una de las ventajas que nos anima a comerlas es que se pueden encontrar fácilmente durante todo el año y tienen una larga vida útil. Sin embargo, esta fruta, que da su mejor momento cuando está en temporada, es decir entre finales del verano y el otoño, tiene propiedades sorprendentes para la salud. La confirmación también proviene de una revisión reciente de múltiples estudios que destacaron las propiedades de sus compuestos bioactivos para la prevención de las enfermedades crónicas más extendidas, incluidas las cardiovasculares. De hecho, esta fruta asegura una reserva de nutrientes que incluye azúcares, fibra, pectina, grasas, proteínas, ácidos orgánicos incluido el ácido málico, vitaminas, minerales y oligoelementos que no sólo aportan energía, sino que también participan en muchos procesos del organismo. Pero volvamos a la pregunta inicial: ¿por qué comer una manzana al día?


Lucha contra el envejecimiento

En el mostrador de frutas y verduras puedes encontrar diferentes tipos de manzanas, incluidas Stark, Golden, Smith, Fuji, etc. Pero independientemente del tipo que elijas, comer una manzana al día te permite abastecerte primero de antioxidantes. La pulpa de esta fruta aporta carotenoides, precursores de la vitamina A, la vitamina E y la vitamina C, útiles contra el envejecimiento e importantes para las defensas del organismo contra los procesos oxidativos. Comer esta fruta con la cáscara entera aporta florizina, un antioxidante que protege los huesos de la osteoporosis.


Mantiene el intestino en equilibrio

Cada vez más estudios destacan la importancia del equilibrio intestinal para la salud general del organismo. Comer una manzana al día contribuye significativamente a la ingesta de fibras con acción prebiótica como la pectina, que son capaces de favorecer la producción de ácidos grasos de cadena corta, que contrarrestan la aparición de las principales enfermedades crónicas y protegen contra el sobrepeso y la obesidad. Las proantocianidinas y la pectina presentes en la manzana en particular interactúan con la microbiota intestinal, modulando positivamente su composición.


Protege la salud del corazón

Las enfermedades cardiovasculares (ECV), incluidos los accidentes cerebrovasculares, la aterosclerosis, la hipertensión, etc., son actualmente la principal causa de mortalidad a nivel mundial. Se ha demostrado que los flavonoides de las frutas, incluidos los presentes en las manzanas, son capaces de reducir el riesgo. Comer una manzana al día también ayuda a contrarrestar el estrés oxidativo, una condición que con el tiempo daña las arterias y aumenta el riesgo de sufrir trastornos cardiovasculares. Esta fruta es particularmente rica en catequinas, polifenoles, quercetina y ácido clorogénico que contrarrestan la formación de placas. Gracias a su actividad antioxidante, esta fruta también disminuye la oxidación de lípidos y reduce el colesterol.

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