¿Por qué hace mal comer rápido?

Un bocadillo rápido entre una reunión y otra, un brindis rápido corriendo a la estación para no perder el tren o un trozo de pizza haciendo las compras: cuántas veces y en cuántas ocasiones, incluso sin darnos cuenta, acabamos comiendo tan rápido que ni siquiera recordamos lo que comimos? Comer deprisa, optando muchas veces por alimentos envasados ​​y bajos en nutrientes es un hábito bastante habitual pero sin duda incorrecto: ¿qué le sucede a nuestro organismo y cuáles son los efectos negativos? ¿Por qué deberías comer despacio?¿Cómo podemos cuidar nuestra alimentación si tenemos poco tiempo y una vida ajetreada? Veamos los efectos negativos de comer rápido y algunos consejos para un estilo de vida saludable.


Comer rápido: por qué hae mal

¿Qué le sucede a nuestro cuerpo cuando comemos rápido? Las consecuencias negativas de ingerir alimentos en poco tiempo y de forma distraída son diferentes, sobre todo a nivel metabólico. La primera pregunta que viene a la cabeza es: ¿comer rápido engorda?

La respuesta no es tan sencilla pero, sin duda, existe una relación entre ambas: cuando comemos deprisa o sin masticar lo suficiente, el cerebro no es capaz -o mejor dicho, no tiene el tiempo suficiente para hacerlo- de procesar y comprender la cantidad real de alimentos que ingerimos, postergando la sensación de saciedad: al no recibir la señal de "stop", comeremos más de lo "necesario" con el consiguiente riesgo de engordar.

Hay muchos otros efectos negativos: comer rápidamente puede causar somnolencia posprandial, digestiones lentas y fatigosas a menudo asociadas con dolor, hinchazón abdominal, estreñimiento, mayor dificultad para asimilar los nutrientes, reflujo gastroesofágico y, en casos raros, taquicardia y migraña. Por último, pero no menos importante, es interesante observar cómo comer con prisas también penaliza la percepción de sabores que, tragados rápidamente, acaban "desapareciendo" y confundiéndose entre sí.


Comer bien: algunos consejos

Comer no solo significa "nutrir" nuestro cuerpo y permitir que se recargue de energía: el desayuno, el almuerzo y la cena son momentos del día en los que nos cuidamos a nosotros mismos y a nuestra salud, por lo que es importante seguir hábitos sencillos y buenos. En particular:

Tiempo: organicemos nuestro tiempo para que podamos dedicar de 20 a 40 minutos a una comida, tratemos de no comer mientras estamos ocupados en otra cosa, de esta manera podemos enfocarnos solo en la comida y el sabor.

Pongámonos cómodos: comer de pie, en la barra del bar o caminando no es un buen hábito. Intentemos ponernos cómodos y relajarnos, incluso si estamos en el trabajo, en la hora del almuerzo.

La digestión comienza en la boca: es importante masticar lentamente, desmenuzar y "lubricar" los alimentos para que sean más fáciles de asimilar y digerir.

Agua: Beber de 1,5 a dos litros de agua al día.

Cinco comidas: se deberían consumir tres comidas principales y dos meriendas, de esta forma evitaremos picos de hambre y peligrosos atracones.

Organización: para un almuerzo nutritivo y para no caer en los productos preenvasados, siempre que sea posible, tratamos de llevar nuestro propio almuerzo.

Comentarios sobre este artículo (0)

No hay comentarios