Tendencias: Restaurante pop-up

La super globalización en muchos ámbitos esta provocando el contrario fenómeno de personalización, donde todo lo que se compra es cada vez menos "objeto" y más "experiencia", el mundo de los restaurantes es promotor de esta nueva tendencia.

Nacen así los restaurante Pop-up (también conocido como Supper Club, restaurante subterráneo o Hidden Kitchen), extemporáneos, que tienen lugar en una casa particular, antiguas fábricas o lugares "ocultos", a los que se puede acceder, con un gusto casi masónico por la discreción, gracias a grupos secretos o cerrados en las redes sociales y listas de correo, donde los clientes no pagan una cuenta de verdad, sino simplemente una donación (a menudo "sugerida").

Los restaurantes Pop-up nacieron en los EE.UU. y en el Reino Unido en la década de 2000, pero ahora se han extendido un poco en todas partes. Cómplice por un lado la crisis, que en los últimos tiempos ha limitado el establecimiento de proyectos duraderos, y por el otro el deseo de pertenecer a una élite privilegiada de "seleccionados", esta actividad sumergida pronto se convirtió en un fenómeno.

Dejando a un lado lo mundano o aquellos aspectos técnicos típicos de la comercialización, podemos hacer una pausa para considerar el impacto cultural de este fenómeno, que cambia el concepto de la tradicional "salida a cenar" dándole un nuevo matiz.

En qué consiste esta nueva moda


Principalmente ya no hay un chef estrella, un famoso plato o un local de moda, sino todo lo que permitió llegar a la experiencia, el juego del secreto, la espera, el descubrimiento final, y la experiencia en sí de encontrarse aquí y ahora en un lugar negado a la mayoría.

Aún innovando, aprovechando las nuevas tecnologías y anclado a la modernidad, el Pop-restaurante mantiene el concepto de reunión, primero on line, para obtener la invitación, luego frente a la mesa que se convierte en el centro de un evento social muy íntimo, como sucedia con los banquetes romanos, abierto a los amigos, pero inaccesible a todos los demás.

A diferencia del banquete, sin embargo, donde había ubicaciones preestablecidas que hacían hincapié en el prestigio de los participantes, el restaurante Pop-up se basa en el típico espíritu democrático de las redes sociales donde, una vez en el grupo, no hay diferencias, sino que son todos actores de igual grado.

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