Todo sobre los crustáceos

En la antigüedad, los crustáceos se consideraban un alimento de lujo y aparecían en las mesas de los banquetes aristocráticos, tanto en la Edad Media como en el Renacimiento. Estaban prohibidos por la religión judía que permitía solo peces con aletas y escamas.

En el simbolismo medieval los crustáceos representaban la resurrección, tal vez por la razón de que tanto las langostas como los cangrejos se liberan de sus caparazón en la primavera para producir otros nuevos. Según la exégesis medieval, los crustáceos también simbolizaban la conversión del paganismo para regresar al camino correcto, representada por su hábito de emerger a la superficie, para luego volver a sumergirse en las profundidades del mar.

El cangrejo era un símbolo de inestabilidad e inconsistencia debido a su andar desparejo, por la misma razón simbolizaba el pecado: el diablo en la creencia medieval se creía que caminaba hacia atrás.


Gambas, gambas rojas y camarones

Son crustáceos muy similares en forma y tamaño y por la consistencia y sabor de su carne, que en los tres es excelente. Para distinguirlos en el momento de la compra, además del tamaño y sin entrar en detalles demasiado técnicos, solo hay que tener en cuenta el color del caparazón. Los camarones tienen una cáscara granate marrón claro, mientras que las tienen un veteado más oscuro mucho más contrastado.

Las gambas rojas tienen una caparazón rojo brillante y entre los crustáceos son quizás las más apreciadas, con un sabor muy fuerte del mar. Las gambas rojas del Atlántico también son muy apreciadas, las que en España se llaman "carabineros". Estos últimos llegan a los mercados especialmente congelados, pero si están bien descongelados, no se deben despreciar, teniendo en cuenta que su precio es mucho más asequible.

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