Gracias a campañas publicitarias muy específicas y embalajes muy llamativos, las bebidas energéticas tienen hoy en día un mercado muy amplio, especialmente entre los atletas y los jóvenes que aman la vida nocturna y los clubes.
La bebida energética más popular en el mundo es el Red Bull (literalmente "toro rojo"), fundada en 1987 y producida por una empresa austriaca, con nada menos que 4,6 millones de latas vendidas anualmente, y que muy a menudo se mezcla también con alcohol en diversos cócteles, tales como el vodka-Red Bull.
El lema de Red Bull es "Red Bull te da alas" y la publicidad aconseja tomarla "mientras se conduce, durante las conferencias y sesiones de estudio, en el trabajo, cuando se practican deportes, durante una partida de videojuegos o durante largos días y noches de fiesta".
Normalmente las bebidas energéticas tienen un sabor dulzón y afrutado y pueden ser o no gasificadas.
¿De qué están hechas estas bebidas energéticas?
Aunque no existe una fórmula que las caracterice y cada una tiene su propia receta personal, todas ellas tienen un denominador común: las metilxantinas, un grupo de alcaloides estimulantes presentes en el sistema nervioso central y presentes también en algunas plantas, como por ejemplo en el café (cafeína), el té (teofilina) o el cacao (teobromina).
La cafeína, en la práctica, es el secreto de estas bebidas energéticas, que la contienen en grandes dosis: una clásica bebida cola contiene 35 mg. de cafeína, mientras que en bebida energética, su contenido se eleva a los 120 mg., aproximadamente el equivalente a una taza grande de café.
Además, las bebidas energéticas también contienen vitamina B, agua (pura o con gas), hierbas y especias, como guaraná, yerba mate, ginseng o ginko biloba.
En su composición están presentes también carbohidratos, maltodextrinas y otras sustancias como la carnitina, creatina, taurina o inositol. Para concluir, azúcares y glucosa o sacarosa.
Historia de las bebidas energéticas
Las bebidas energéticas son un invento reciente, comenzaron a aparecer en el mercado en los años noventa, tras el éxito de la Red Bull que nació en 1987, con un gran auge en la primera década del nuevo milenio.
Pero, de hecho, estas bebidas existían incluso antes del surgimiento de la Red Bull, que se comercializaban principalmente con fines médicinales.
La primera bebida comparable a las actuales energizantes, creada con una fórmula patentada y con fines vigorizante y energizante, fue el Lucozade, nacida en 1929, creada por el químico Inglés William Owen. El Lucozade se indicaba en casos de fiebre, gripe, o cansancio excesivo y en el Reino Unido se mantuvo en el mercado como una droga hasta 1983, cuando comenzó a ser publicitada como bebida energética.
En Japón existió una historia similar: durante la Segunda Guerra Mundial, la compañía Taisho Farmacéuticos ideó una bebida energética para ayudar y tratar de fiebre, tos, fatiga y enfermedades que no podían ser tratadas con otras terapias a soldados y marineros, que llamó Lipovitan. Al igual que con el caso de Lucozade, se consideró en un principio una droga, y luego, en 1962 comenzó a comercializarse como una bebida energética.
Diferencias entre bebidas energéticas y bebidas deportivas (o suplementos)
Hay que hacer una distinción importante entre las bebidas energéticas y las bebidas deportivas o suplementos, como por ejemplo Gatorade o Powerade o Herbalife, por nombrar algunas.
Estas última son refrescos utilizados por atletas o quienes practican deporte a nivel competitivo, después de un entrenamiento intenso, y están destinados a restaurar los líquidos y sales minerales perdidos a través del sudor, durante el ejercicio.
Las bebidas deportivas contienen agua, sales minerales y azúcares, pero no estimulantes; y se dividen en 3 categorías:
- Hipotónicas: aquellas en las que la concentración de azúcar y sales es menor que la humana
- Hipertónicas: aquellss en las que la concentración es mayor
- Isotónica: aquellas con una concentración similar a la del cuerpo humano
Riesgos para la salud y dudas
Una de las críticas que más a menudo suenan contra estas bebidas, se basa en el hecho de que aún no ha sido científicamente demostrado un vínculo entre los ingredientes contenidos en las bebidas energéticas (taurina, creatina, etc ...) y un efecto beneficioso real sobre el sistema psicofísica, a excepción de la cafeína.
Sin embargo, la cafeína, el único ingrediente que tiene un efecto estimulante (ayuda a permanecer despierto y promueve la concentración) puede ingerirse con mayor seguridad por otros medios, tales como el consumo de café o té.
Además, el hecho de que la dosis de cafeína en las bebidas energéticas sea tan elevada, no hace sino empeorar las condiciones físicas y mentales: se convierte de simple estimulante en excitante, siendo un riesgo para el sistema nervioso. En los últimos años, especialmente en los EE.UU., donde los jóvenes abusan de estas bebidas, han aumentado los casos de admisión en las sala de emergencias exclusivamente debido al consumo de estas bebidas que, a largo plazo producen insomnio, palpitaciones, taquicardia, nerviosismo y hasta convulsiones.
La taurina, un aminoácido presente en muchas bebidas energéticas, se extrae de la bilis de ganado, por lo que podría ser asimilada en forma segura por el organismo, con una dieta equilibrada que incluya el consumo de carne una o dos veces a la semana.
Lo mismo sucede con la vitamina B o con los azúcares que están presentes en muchos otros productos más naturales, y pueden ser asimilados por el cuerpo humano con cualquier dieta equilibrada.
No está claro, por lo tanto, a que se debe la "obsesión" de la juventud por este tipo de bebidas y las prestaciones que prometen, si no se mira el fenómeno desde un punto de vista social y psicológico. Es probable que los fabricantes de bebidas energéticas sólo hayan sabido aprovechar las dificultades e inseguridades de los adolescentes y jóvenes para hacer su negocio ...
Comentarios sobre este artículo (0)