Rica en valiosos elementos, tales como minerales y potasio (este último ausente en la sal común de mesa), el agua de mar, en realidad, ya figuraba como ingrediente culinario en muchos manuales de gastronomía. Pero nadie, hasta ahora, había tenido el valor de pasar de la teoría a la práctica. Y hay quienes juran que el gusto de los alimentos cocinados de esta manera, especialmente el pescado, es absolutamente increíble.
Agua de mar embotellada
No hay que recogerla en las costas del mar cercano, a menos que querramos pescarnos una intoxicación. El agua de mar de la que estamos hablando, de hecho, es filtrada y purificada para eliminar todos los restos de arena y suciedad y se hace decantar en barriles, al igual que el vino.
La idea la tuvo por primera vez Andy Inglis, quien en 2010, inspirado por un trabajo escolar de ciencias que realizó su hija, recogió, filtró y embotelló agua la isla Berneray, en las Hébridas, y luego la vendió a 2 euros por litro. Desde entonces ya son varias las empresas que la comercializan, desde la española Agua de Mar, a la escocesa Acquamara.
El agua de mar en la cocina
Son muchos los chefs que utilizan agua de mar en la cocina. Dede el español Ferran Adrià, estrella de la cocina molecular, a Tom Kitchin, chef del homónimo restaurante de Edimburgo, que sugiere rociar agua sobre la ensalada o usarla para cocinar las verduras como una alternativa a la sal.
El plato fuerte de Joaquín Baeza, ganador español del concurso "Cocinero del Año", es en cambio un delicioso risotto con camarones, preparados en una solución diluida de agua de mar. Y eso no es todo. Entre los platos de la carta del premiado Noma en Copenhague, uno de los mejores restaurantes del mundo, podemos probar la "langosta cocida en agua de mar".
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