Cuarentena, ¿por qué en casa siempre tenemos hambre?

Desde que comenzó la cuarentena y estamos en casa todo el día, un problema muy común con el que muchos se enfrentan es el aumento de los ataques repentinos de hambre. Tener una nevera y una despensa siempre disponibles ciertamente no ayuda. Picotear continuamente y exagerar con los refrigerios durante el día aumenta el riesgo de aumentar de peso no solo por el exceso de calorías introducidas, sino también por los kilos de más que se han ganado en las últimas semanas. "El exceso de grasa en el cuerpo puede influir en el hambre y la saciedad", explican los nutricionistas. "Al aumentar de peso, de hecho, las hormonas como la leptina y la insulina aumentan la sensación de hambre". En otras palabras, cuanto más aumentamos de peso, mayor es el riesgo de sufrir ataques de hambre entre comidas y acumular kilos de más". Entonces, ¿qué hacer para mantener bajo control el impulso de comer constantemente? Estas son las causas más comunes de los ataques de hambre y las soluciones para hacer que el "ataque" sea más saludable.


Exagerar con los carbohidratos

Un consumo excesivo de dulces, pizzas, productos horneados a base de harinas refinadas favorece los altibajos de la glucemis, es decir el azúcar en la sangre. Este mecanismo provoca una mayor producción de la hormona insulina, que a su vez estimula ataques repentinos de hambre entre comidas y promueve el aumento de peso. La solución? Tratar de hacer comidas saludables y equilibradas todos los días en las que haya hortalizas y verduras, ricas en fibra. Ralentizan el vaciamiento gástrico, promueven una sensación de saciedad y ayudan a evitar comer en exceso.


Estar aburrido

A veces, entre comidas, se come por aburrimiento o para calmar el nerviosismo y la ansiedad. Para superar el hambre en la gran mayoría de los casos, la elección recae en alimentos reconfortantes como bocadillos salados o dulces (papas fritas en una bolsa, galletas, bocadillos, etc.). Son alimentos que tienen un índice de saciedad bajo pero al mismo tiempo proporcionan tantas calorías, azúcares y grasas dañinas para la línea y la salud que es mejor evitarlos. Una estrategia útil en estos casos es tener porciones de alimentos disponibles, gratificantes pero al mismo tiempo saludables. Un ejemplo? Un poco de fruta seca cubierta con chocolate negro puede ser una solución excelente. Asegura fibra y ácidos grasos esenciales que promueven la saciedad y al mismo tiempo satisfacen el paladar. Además, el chocolate es una fuente de triptófano, que promueve la producción de serotonina, la hormona del buen humor.


Se duerme poco

Dormir poco por la noche promueve los ataques de hambre durante el día por varias razones. A veces se come no por hambre real, sino por fatiga. Además, si se duerme poco y mal por la noche, el cuerpo aumenta la producción de grelina, la hormona del hambre, y reduce la leptina, la hormona de la saciedad. Pero hay más. El descanso promueve el correcto funcionamiento del metabolismo, lo que ayuda a transformar los alimentos en energía. Para alentar el sueño y reducir el riesgo de "ataques" durante el día, se debe prestar atención a la cena. En la cena, por ejemplo, se deben evitar los alimentos muy salados, como los enlatados, los quesos, los fiambres, los alimentos precocinados y la pizza. Deshidratan, estimulan la sed y facilitan la vigilia.

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