El (re) descubrimiento de la espelta

Al igual que el trigo común, la espelta también contiene gluten y, por lo tanto, ciertamente no está indicada en la dieta diaria de las personas que padecen enfermedad celíaca o intolerancias. Por el contrario, las personas alérgicas a las proteínas del trigo pueden tolerar las contenidas en la espelta, que son mucho más digeribles. Sin embargo, en el caso de la colitis crónica, es mejor evitarla: la espelta, incluso considerada sagrada para los pueblos itálicos antiguos como Latini, Umbri y Sabini, contiene grandes cantidades de fibras de las cuales los sujetos con problemas intestinales o digestivos particulares deben cuidarse.


Aún no ha terminado

Pero este tipo de trigo, que data de hace al menos cinco mil años y se extendió en gran parte de la Europa mediterránea, especialmente desde el siglo XX, cuenta con numerosas propiedades beneficiosas. Con la llegada del trigo blando y el trigo duro, a lo largo de los siglos, las plantaciones de espelta en el viejo continente se han reducido enormemente y hoy es un producto de la tierra vinculado sobre todo a los conceptos de agricultura orgánica y la valorización de las áreas de frontera rural. Sin embargo, sigue siendo un cereal para ser (re) descubierto, básicamente porque es muy importante para la dieta basada en el bienestar de quienes la usan en la cocina.


Sus propiedades

Entre sus aspectos positivos más importantes, se puede comenzar con el mayor contenido de proteína en comparación con muchos otros tipos de trigo. Sin olvidar las excelentes cantidades de vitaminas (especialmente A, B2 y B3) y sales minerales (fósforo, potasio y magnesio en gran parte) y, por el contrario, aquellas que son decididamente bajas en grasas. El importante contenido de fibra, por otro lado, representa un aspecto negativo en algunos aspectos, pero ciertamente positivo para otros. De hecho, su propiedad laxante puede ser leída favorablemente por aquellos con problemas de estreñimiento, mientras que otro punto a su favor para no prescindir nunca de ella es la baja ingesta calórica de espelta, igual a más o menos 340 kilocalorías por 100 gramos.


Combinaciones correctas

Para hacerla más sabrosa en la mesa y fomentar la asimilación de sus proteínas, muchos consumen la espelta acompañado de legumbres. Y el consejo también se aplica a aquellos que padecen enfermedades como la gastritis y los trastornos digestivos, ya que es un cereal beneficioso en este sentido. Además, ayuda a perder peso, ya que su poder de saciedad puede ayudar a limitar la ingesta de alimentos y especialmente las calorías durante las comidas.

Considerando la presencia de fibras, entonces, está claro que se está hablando de un grano que favorece en gran medida la purificación del organismo. Entre los beneficios de la espelta, no se debe olvidar elá relacionado con su contenido de niacina, una vitamina que ayudaría a reducir los niveles de colesterol malo y riesgo cardiovascular. Finalmente, la espelta se considera útil para reducir la diabetes tipo 2 y las relacionadas con isquemias y obesidad. En resumen, es hora de volver a lo básico y redescubrir este antiguo grano con tantos beneficios.

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