Pero no es una enfermedad grave ni nada parecido, solo que se presenta con ciertos síntomas como náuseas y dolores de estómago, que pueden resultar bastante incomodos para quienes la sufren, optando por eliminar ciertos productos con contenido lácteo.
Debido a esta deficiencia, las personas prefieren dejar de lado de su dieta productos derivados de la leche.
Pero contrario a ello, resulta de vital importancia consumir calcio para que el organismo se encuentre saludable, y existen formas de evitar las flatulencias, distención abdominal, diarrea y nauseas, si se eligen correctamente los elementos lácteos.
Por ejemplo se pueden elegir muchos productos derivados de la leche que no provocan tantos síntomas como algunos tipos de yogur y los quesos duros.
También se puede añadir o mezclar la leche y productos lácteos a las comidas como sopas, cremas y otras preparaciones que van ayudar a que el proceso de rompimiento sea mayor y haciendo una fácil digestión.
Muchas personas que sufren de intolerancia por varios años ya se han dado cuenta de qué productos son los que le provocan los malestares, por eso antes de hacer las compras revisan cuidadosamente las etiquetas para verificar los ingredientes.
Se ha comprobado que si existe una menor concentración de lactosa, los síntomas se presentan también en menor manifestación, por lo que se recomienda consumir pequeñas porciones, pudiendo así, aumentar la tolerancia.
Si se consumen pocos o ningún lácteo en la dieta, es posible que se ocasione una deficiencia de calcio y vitamina D.
Por eso debemos sustituir el bajo consumo de la leche y productos lácteos con otros alimentos como las espinacas, el brócoli, las naranjas y sardinas, que son ricos en este mineral.
Por otro lado, se puede obtener suficientes cantidades de vitamina D consumiendo alimentos como el atún, el salmón, yemas de huevo, cereales fortificados y hasta de la exposición moderada al sol.
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