Ensalada Caprese, ¿falsa amiga de la silueta?

La ensalada caprese es uno de los platos más consumidos en el verano, cuando realmente se buscan recetas frescas y coloridas. Este plato a base de mozzarella y tomate tiene la gran ventaja de ser rápido y fácil de preparar. Pero, ¿es también amigo de la silueta como se suele pensar?

La caprese es considerada en el imaginario común un plato dietético, pero en realidad no lo es. No es en absoluto un plato ligero: una caprese preparada con unos 150 gramos de tomate, 100 gramos de mozzarella y una cucharada de aceite aporta unas 365 calorías. Y además desde el punto de vista de los nutrientes no es un plato apto para ser consumido con frecuencia, sobre todo si se tienen problemas de peso. La caprese es un plato difícil de digerir porque se basa en tomates que son un alimento ácido y mozzarella que en cambio es un alimento básico. Combinados entre sí, estos dos alimentos dificultan la activación de los jugos gástricos y ralentizan la digestión. Por eso la caprese es una falsa aliada de la línea.


Provoca hinchazón y facilita la pesadez

Combinar tomate con mozzarella no es de ninguna manera una estrategia útil para perder peso. Este plato corre el riesgo de proporcionar altas cantidades de sodio, lo que promueve la retención de agua. Quienes tengan problemas de hinchazón y pesadez deben consumirla como máximo una vez cada 15 días y combinarla siempre con alimentos que faciliten la diuresis como la cebolla cruda, rica en magnesio y potasio.


Promueve el insomnio y los kilos de más

La caprese es un plato que conviene evitar en la cena. Tanto el tomate como la mozzarella contienen altas cantidades de tiramina, un aminoácido que, por su efecto hipertensivo, estimula la actividad cerebral, perturba el sueño y, en consecuencia, corre el riesgo de promover una producción exagerada de grelina, una hormona que facilita el hambre y la acumulación de kilos. El tomate y la mozzarella proporcionan entonces altas cantidades de azúcares de rápida absorción, que estimulan los picos glucémicos y la producción de insulina, otra hormona del hambre. Para evitarlo, siempre es bueno asociar este plato con una rebanada de pan integral que, gracias a la riqueza de fibras, ralentiza su asimilación. O puedes optar por diferentes combinaciones. Por ejemplo, se puede comer el tomate junto con pescado, rico en grasas saludables y proteínas que dan saciedad o consumir la mozzarella con verduras y hortalizas que tienen una acción drenante como el hinojo, el apio o el pepino.

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