"Lo que hacemos - dijo James Tour, uno de los creadores - es convertir el mismo material en grafeno". La base del proyecto, de hecho, es que cualquier material que contiene la cantidad apropiada de carbono se puede transformar en grafeno (convirtiéndose en lo que los investigadores definen grafeno inducido por el láser o Lig), y ser usado como un sistema de identificación de radiofrecuencia, es decir, un sensor biológico.
Probando este proceso en tela, papel, patatas, cocos, corcho y tostadas, los investigadores notaron cómo todos estos materiales, que tienen en común una molécula precursora del carbono, la lignina, hacen que sea más fácil la conversión en grafeno y la posibilidad de escribir encima. Los resultados, explican los científicos, pronto podrían llevar a tener todos los alimentos marcados con códigos de barras de grafeno, donde se informaría el origen, la conservación y la caducidad. Así como, si se dotaran de sensores, podrían sugerir si ese alimento está, por ejemplo, contaminado por Escherichia coli.
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