Vegetales crudos y huevos
A menudo erróneamente creemos que las verduras se pueden congelar solamente una vez cocidas. Sin embargo algunas también pueden ser congeladas en crudo, pero es innegable que van a perder su sabor y ser más acuosas y desabridas. Si la huerta produjo una gran cantidad de tomates, se los puede congelar e bolsas especiales, pero luego usarlos sólo para hacer salsa. En una ensalada resultarían sin sabor. Lo mismo ocurre con la calabaza: se la puede congelar cuando no está demasiado madura en recipientes para congelar adecuados.
Entre los alimentos más inusuales que se prestan a la congelación están también los huevos. ¿Cuántas veces hemos tenido que separar la yema de la clara para hacer un pastel y no estábamos seguros de qué hacer con ellas? Se puede congelar la clara de huevo o huevo entero simplemente agregandole una pizca de sal y vertiendolos en cuencos individuales de aluminio.
Pasta y queso
Para tener las pastas siempre listas aún cuando volvamos tarde y cansados del trabajo, basta cocinarlas antes, dejar que se enfríen a temperatura ambiente y luego congelarlas. Incluso aquellos que implican el uso de ricota, quesos y bechamel. Luz verde, por lo tanto, para lasañas, canelones, pasta al horno, y también para sopas de verduras y de legumbres. Para las pastas sólo hay que tener el cuidado de cocinarlas al dente antes de llevarlas al horno, ya que en el horno se terminarán de cocinar.
Quesos
Otro tabú a disipar es la congelación de los quesos. Eliminarlos de sus envoltorios y colocarlos en bolsas de congelación. No hay que esperar, sin embargo, que el sabor se mantenga sin cambios. El mejor resultado se obtiene con el queso rallado: se puede usar todos los días tomándolo directamente del freezer. Se evitará que se mufe y tendremos queso fresco siempre a mano.
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