Niños en casa: porque cocinar juntos es bueno para toda la familia

¿Niños en casa? Cocinar con los hijos puede ser una forma constructiva de pasar tiempo en familia. Preparar recetas y platos ayuda a relajarse porque involucra la mente. Además, da satisfacción porque se cocina para las personas que más nos importan. Compartir la preparación de recetas y platos con las personas que amamos es un verdadero alimento para nuestro bienestar emocional. Por ejemplo, ver a los niños felices de meter las manos en la masa y leer en sus ojos la maravilla que sienten es una verdadera cascada de sustancias de calma, bienestar y placer en nuestro cerebro. Favorece la producción de oxitocina, serotonina y dopamina, dice los expertos.


Cómo involucrar a los niños en la cocina

Se puede comenzar a involucrarlos en la cocina a la edad de 2 años. Al principio, para estimular su participación, es importante preparar una receta especial como un postre, albóndigas, galletas o bizcochos. Especialmente en los primeros días, es esencial estimular su curiosidad y su deseo de "aventurarse" en algo nuevo. Primero hay que preparar la lista de compras juntos. Durante la preparación, es fundamental alentarlos y satisfacerlos mientras realizan las diferentes tareas, diciendoles cuán útil es su ayuda, explican los psicólogos.


Cocinar juntos los ayuda a crecer

La cocina puede ser un verdadero gimnasio para niños. Los elementos que entran en juego en esta experiencia son múltiples tanto desde el punto de vista afectivo-emocional como desde el aprendizaje y el desarrollo sensorial, motor e intelectual. Las emociones compartidas, por ejemplo, hacen que el niño crezca en una atmósfera lúdica, creativa y pacífica. Cocinar también puede ser un excelente estímulo para los sentidos, las habilidades motoras y el intelecto. El niño, siguiendo la realización de una receta, se entrena para oler y saborear. Aprende a distinguir los sabores y olores gradualmente. También aprende nuevos términos y conceptos. Cultiva la creatividad y la inventiva. Entrena la capacidad de concentración y de atención. Finalmente, aprende la importancia y el valor de la espera. Todo esto contribuye a mejorar su autoestima y adquirir una mayor autonomía.

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