Niños en el restaurante

Salir a comer puede ser un gran ejercicio para los niños, un tiempo para entrenar sus habilidades sociales, para practicar los buenos modales en la mesa y, al mismo tiempo, probar nuevos sabores.

Para muchos padres ir a un restaurante con los niños puede ser una experiencia desalentadora y agotadora. Estos son algunos consejos para asegurarse de que la salida de la familia sea agradable para todos, grandes y pequeños. Las sugerencias están divididas en tres pasos importantes: qué hacer antes de salir, antes de ordenar y durante el almuerzo.

Organizar por adelantado

1. La elección de restaurante

Adultos acostumbrados a concurrir a locales conocidos, a hacer largas colas para entrar en los locales más trendy, a salir a último momento para conocer pequeñas tabernas escondidas, olviden todo esto por un tiempo (o consigan una niñera por una noche, pero esa es otra historia).

Las prioridades cambiaron: elijan restaurantes con un ambiente animado, familiar, lugares llenos de charla y sonidos, lugares en los que - si los propios hijos son ruidosos por alguna razón - no habrá que mortificarse tanto. En un ambiente formal no son bienvenidos los gritos, ni ruidos entre las mesas y, finalmente, la experiencia no será nada divertida.

Asegúrense que la comida sea buena y sencilla: los niños no son gourmet y aman solo lo dulce y lo salado. Si es posible, controlen el menú on line

2. Informarse de los servicios disponibles y reservar una mesa

Averiguar con antelación, teniendo en cuenta las propias necesidades: se necesita un cambiador de pañales y una silla alta; hay? Y cubiertos para niños? Hay escaleras? Hay un menú para los más pequeños? Se puede entrar con el coche de bebés? Hay lugar para dejarlo? Algunos locales tienen incluso un baby room con entretenimientos y niñera.

Reservar es mucho mejor para llegar y sentarse de inmediato. Nadie quiere quedarse esperando con niños que tienen hambre y lo comunican... vigorosamente.

3. Ir a comer temprano para evitar las horas pico

Habrá menos confusión en el local, los camareros estarán menos estresados y más dispuestos, y el servicio será más rápido: un bonus para no desperdiciar.

Una vez sentados...

4. Ordenar inmediatamente

No preguntar a los niños lo que quieren comer antes de leer el menú: si pidieran algo que no está disponible, habría protestas y lamentos. Controlar, si existe, el menú para niños y elegir un par de opciones, que se les ofrecerá como algo especial: los niños tendrán la impresión de estar elegir como adultos.

Si no hubiera un menú para pequeños, hacer la elección en el menú principal y preguntar si pueden preparar medias porciones.

5. Estrategias de seguridad

Los niños, una vez sentados, se convierten en pequeños pulpos. En cuanto uno se distrae por un momento ya se han apoderado de la copa, el cuchillo, el centro de mesa. Para evitar desastres anunciados, ordenar de inmediato la mesa y poner fuera de su alcance todo lo que sea frágil y peligroso.

6. No ser tímido

Si hay que hacer alguna pregunta sobre la frescura, el origen o la preparación de los platos... hacerlas, hacerlas y hacerlas
Si el niño tiene alguna alergia o intolerancia, siempre mencionarlo, incluso si ya se ha estado en ese local o si ya se ha elegido ese plato antes. Los camareros no pueden recordar todas las caras que ven, y las recetas pueden cambiar ligeramente, aunque conserven el mismo nombre.

Durante la comida

7. No hacerlos esperar

Si las pancitas se quejan, dejar que coman un poco de pan o palitos de pan o una fruta. Si los comienzan con un primer plato y los mayores no, pedir que el plato elegido para los niños venga con el entrante: los niños tienden a ser más lentos para comer, por lo que se recuperará a tiempo para el postre. Este último debe ser a la medida del niño, elegido de su menú; de lo contrario elegir algo sencillo para nosotros, y darle una pequeña porción. El helado siempre funciona. Para beber agua o jugo, diluido preferiblemente con agua con gas. Evitar las bebidas carbonatadas.

Pedir un plato limpio extra: se lo utilizará para enfriar la comida caliente y poner bocados pequeños si los niños quieren degustar algún plato de los "grandes".

8. Explicar a los niños que el momento es 'especial'

Explicar que no pueden comportarse como en casa, pero sin presión. Si las cosas se prolongan, hacerlos curiosear, señalandoles las cosas nuevas, comentado con ellos el local, los platos del menú. Entretenerlos con juegos simples, jugando con ellos a adivinar quien entrará proximamente si otro niño, una señora con sombrero, o un hombre con barba?

Si son muy pequeños: muchos tienen a disposición bolígrafos y papel para que los niños dibujen; por seguridad, llevar también algunos de casa. Llevar también algún libro; si se puede, evitar tabletas y juegos electrónicos, ya que no se dsesprenderían de ellos ni siquiera para comer.
Incluir a los niños mayores en las conversaciones de la mesa - comer fuera es para ellos una gran experiencia social.

9. Ser respetuosos de los otros clientes y de los camareros. Asegurarse de que los otros comensales disfruten de su comida tanto como sea posible.

Si los niños exageran o si la situación lo requiere, disculparse y, en el caso del servicio, si es posible, dejar una buena propina. Con ello se garantizará un servicio atento e indulgente la próxima vez

Un último consejo: los buenos modales en la mesa se aprenden en casa. Para algunos educadores, lo ideal sería comer en familia al menos una vez al día, sentados a la mesa, sin prisa y sin tablets, teléfonos celulares o televisor, para reunirse y charlar. Los niños aprenderán rápidamente a limitar sus excesos, y las salidas en familia serán una ocasión menos rara y estresante, y cada vez más agradable.

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