Catástrofes y remedios

Huevos atascados

Puede ocurrirle a cualquiera: es muy común que los huevos se atasquen en la cajita de cartón premoldeado con que se venden en los supermercados. Quedan como pegados, no hay forma de sacarlos. Pequeño percance que, si mete la punta del dedo tratando de sacarlos, puede derivar en catástrofe: huevos rotos. El remedio para esquivar tal riesgo es sencillo y expeditivo. Hay que, simplemente, mojar bien el cartón de la caja y los huevos se desatascan en seguida sin el menor problema.

Demasiada harina en la salsa

Muchas veces queremos hacer una salsa aprovechando un impecable caldo de pollo que sobró de otra preparación. La transformación del caldo en salsa se consigue agregando manteca y harina: una pequeña velouté, hecha velozmente y que da buenos resultados. Pero en las veloutés la catástrofe acecha a quien se pasa con la harina: la salsa se transforma en engrudo. El remedio está en la Fórmula 1-1-1 bien fácil de memorizar: para espesar 1 taza de caldo utilice 1 cucharada (sopa) de manteca y 1 cucharada (sopa) de harina. Con esas proporciones jamás falla.

Descuido fatal mientras se reduce la salsa

Nunca falta alguien que llama por teléfono cuando justo estamos reduciendo una salsa. Descuidamos las hornallas tres minutos para decir hola-todo bien-adiós y ahí, catástrofe: la salsa redujo de más, consumió hasta su última gota de líquido y … hasta se quemó la cacerola. Quien está en la faena de las salsas no puede descuidarse ni un segundo, eternizándose en la hornalla mientras revuelve con cuchara de madera. El remedio contra este sometimiento es meter las salsas en horno medio (200° C) para que reduzca lenta y sola, sin riesgos de chamuscarse. El tiempo de horno depende de dos variantes, intensidad de calor y cantidad de salsa. Pero nunca es menor de 15 minutos ni supera los 60. Ensaye varias veces hasta que le tome la mano (cada horno tiene su personalidad) pero sin desconfianza. El método funciona muy bien.

El carnicero le vendió carne dura

Cuando el domingo a mediodía está por hacer una regia carne a la cacerola (en una hora más empezarán a llegar los invitados, o peor aun, la suegra) ahí se da cuenta que el carnicero le vendió un corte muy duro. Por supuesto la carnicería este cerradísima entonces, ¿qué hacer? Ante todo, no entrar en pánico ni apresurarse con decisiones equivocadas (pollito rostizado o delivery). Esta catástrofe tiene un remedio muy fácil. Cocinar la carne usando té fuerte o cerveza en vez de agua. El tanino del té o el alcohol de la cerveza tiernizan hasta la carne mas empedernida.

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