El paladar se forma

El olfato es el sentido mas accesible. Curiosamente la evolución de la raza humana fue quitando la necesidad de oler para buscar o reconocer un alimento, o distinguir el peligro. Además, en nuestra cultura no estaba bien visto oler la comida una vez servida, costumbre que nos alejó aun mas del sentido del olfato.

Hoy la propuesta es dar un paso diferente y conectarnos con el placer de reconocer aromas agradables. Esto explica el éxito de los cursos y talleres de vinos, y de otros productos, apuntados a la diferenciación y en los que se les da gran lugar a la memoria olfativa.

¿Por qua hacer hincapié en la nariz cuando esta nota se titula “El paladar se forma”? Todo lo percibido en boca, exceptuando los gustos elementales -dulce, salado, amargo y acido-, se distingue por el epitelio olfativo que se encuentra detrás de la boca, igual que el umami que aporta textura. Así podremos notar que ante un resfrío evidente, difícilmente reconozcamos sabores, sino texturas, temperaturas y los gustos básicos mencionados.

Una dinámica que en muchos países ya se inicio es la educación sensorial en los niños. Ellos son muy receptivos e instintivamente desde la más temprana edad, acercan los alimentos a la nariz. Ofrecer variedad, despertar el interés, hacer de esto algo lúdico es lo que les abrirá las puertas al mundo sensorial.

Como ejemplo, una bodega de España fomenta la educación sensorial de los más pequeños y el consumo responsable de vino en colegios de León ha través de talleres realizados en distintas escuelas. Durante tres sesiones de 45 minutos se desarrolló un programa didáctico, entusiasta y divertido donde se describió el proceso de la viticultura y la elaboración de mostos y vinos.

Según informó la bodega en cuestión, "los más pequeños disfrutaron estrujando uvas, poniendo a punto sus sentidos mediante una cata con los ojos tapados de cuatro frutas y finalmente la apreciación de sensaciones gustativas con la degustación de un mosto elaborado por la bodega. La idea es que desde los primeros años los pequeños aprendan a distinguir olores, que se vayan haciendo una biblioteca, un registro olfativo para poder ir descubriendo y aprendiendo sobre los vinos y formar grandes enólogos".

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