Fiestas: pesadilla de la balanza

Llegan las fiestas de fin de año y las mesas se llenan de suculentos platos que alteran la rutina alimentaria; muchas veces e toman como excusa para comer todo aquello que habitualmente se evita, y que es característico de la ocasión. A continuación, algunas claves para disfrutar de estas fechas sin caer en excesos que perjudiquen la salud... o la balanza.

Si el lugar de reunión es en casa, planificar con anterioridad el menú. Elaborar la lista de alimentos y comprar sólo lo especificado.   

Seleccionar entradas y platos principales bajos en calorías. Recordar que tanto las verduras como las frutas de estación son las mejores opciones como acompañamiento de las carnes.   

Lograr una presentación apetitosa. Combinar los diferentes colores de los alimentos y sus distintos sabores. Animarse a las mezclas agridulces, éstas otorgan un sabor especial y no aportan grandes cantidades de calorías.   

Preparar personalmente la mesa de postres. Una gran variedad de frutas picadas es la mejor opción. Preparar copas heladas con frutas licuadas y yogur light, seleccionar helados dietéticos y combinarlos con pequeñas cantidades de frutas secas.   

A la hora de brindar tener presente que sólo una copa de sidra o champaña es suficiente.

Si por el contrario, el lugar de reunión es fuera de casa, respetar desayuno y merienda habituales (pan o tostadas, queso blanco o yogur, cereales); almorzar una buena ensalada y consumir algún alimento permitido antes de salir, de ésta forma se llegará al lugar con menos apetito y se podrá seleccionar sin desesperación entre todos platos ofrecidos.

En general, todos los alimentos bien preparados son buenos; el problema surge cuando la cantidad es excesiva. Una persona sana, si come con moderación, puede disfrutar sin ningún problema de los diferentes platos típicos de las fiestas.

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