Muchas propiedades y beneficios
Compuesta por 92% de agua y 8% de azúcar, la sandía tiene un poder hidratante excepcional y en verano protege la piel de los riesgos asociados con la exposición excesiva a los rayos UV. Además, al ser rica en carotenoides, es capaz de combatir la acción de los radicales libres y, por lo tanto, el envejecimiento de las células. Su pulpa contiene vitaminas A y C, potasio, fósforo y magnesio que, entre otras cosas, tendrían una acción depurativa y de desintoxicación que la hace ideal para contrarrestar de manera natural la retención de líquidos, hinchazón en las piernas e hipertensión. Gracias al alto contenido de sales minerales, la sandía puede ayudar a superar el cansancio causado por las altas temperaturas.
Ayuda natural contra las enfermedades del corazón, esta dulce fruta es rica en citrulina, un aminoácido que asegura el equilibrio de la presión de las paredes arteriales y las mantiene elásticas y, según algunas investigaciones, comer una rebanada de sandía por día podría reducir los niveles de colesterol malo en la sangre. El consumo regular de sandía también permite mantener bajo control el peso, no por casualidad a menudo está presente en el menú de quienes están a dieta ya que es rica en agua y baja en calorías y, por su fuerte poder saciante, es perfecta como un snack para cortar el apetito.
Comer sandía para dormir mejor
Sí, porque un par de rodajas después de la cena estimulan la producción de serotonina y cuando, en horas de la tarde, los niveles de serotonina se elevan, el cerebro es menos sensible a las señales de interferencia, como el ruido, y por lo tanto más predispuesto a dormir tranquilo.
Sabrosas en rebanadas, deliciosas si se cortan en cubos para enriquecer y colorear ensaladas, la sandía se puede degustar de diferentes maneras, pero lo importante es que siempre esté fresca. Para conservarla una vez cortada, es mejor guardarla en el refrigerador dentro de recipientes herméticos para alimentos y evitar la película transparente.
Cómo elegirla
Para reconocer una sandía madura y sabrosa, ésta debe estar libre de abolladuras externas y pesar más que las otras porque significa que tiene más agua y, por lo tanto, está lista para ser consumida.
Otra sugerencia es identificar el punto donde descansaba en el suelo: si es blanco o verdoso, la fruta probablemente se ha recogido demasiado temprano y, por lo tanto, no está lo suficientemente madura.
Finalmente, otro truco consiste en el clásico "sonido de vacío" que se logra golpeando ligeramente con los nudillos en la superficie de la fruta.
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