Un paquete de patatas fritas al día. ¿Cuáles son las consecuencias?

Un paquete de patatas fritas es uno de los snacks más rápidos, sabrosos y asequibles para todos. Patatas fritas clásicas o picantes. Fritas o al horno. La razón del éxito está encerrada en los ingredientes con los que se preparan: patatas, de hecho, grandes cantidades de sal y aceites vegetales ricos en grasas. A ello se suma su textura especialmente crujiente que los convierte en un tentempié irresistible a cualquier edad y en cualquier momento del día. Los expertos hablan del efecto "crujido" : el sonido que hacen cuando se comen las hace más deseables. Cuanto más crujen debajo de los dientes, más aumenta el deseo de consumirlas. Esto explica por qué a menudo, cuando empiezas a masticarlas, no puedes parar. Pero, ¿qué sucede cuando nos comemos un paquete de patatas fritas?


Nos sentimos más relajados y de buen humor

Las patatas fritas son el comfort food por excelencia porque activan mecanismos de recompensa en el cerebro. Gracias a la combinación de crujiente y salado que aporta la mezcla de sal y grasa, este snack es ante todo percibido por el paladar de forma intensa y al mismo tiempo es capaz de activar determinadas áreas cerebrales vinculadas a las sensaciones de placer. Además, los lípidos combinados con los abundantes almidones que contienen, favorecen la producción de neurotransmisores del bienestar. Pero el efecto es sólo temporal. De hecho, las patatas fritas son un alimento con un alto índice glucémico y los almidones en los que son ricas estimulan los picos de azúcar en sangre, lo que favorece la bajada de energía y del estado de ánimo. Pero hay más: los chips en bolsa son productos ultraprocesados ​​cuyo consumo excesivo se ha asociado en algunos estudios con un mayor riesgo de desarrollar depresión y problemas de mental con el tiempo.


Las posibilidades de enfermedades cardiovasculares aumentan

Las enfermedades cardiovasculares son la causa más frecuente de mortalidad en el mundo. Comer un paquete de papas fritas con frecuencia aumenta el riesgo de desarrollar hipertensión, triglicéridos y colesterol elevados y otros trastornos cardiovasculares. Las patatas fritas de bolsa, además de ser un snack rico en calorías vacías y bajo en nutrientes útiles que podrían proteger la salud del corazón y las arterias, aportan altas cantidades de sal y lípidos que, en exceso, empeoran su funcionamiento.


Corremos el riesgo de aumentar de peso

El consumo frecuente de papas fritas aumenta la probabilidad de aumentar de peso y tener problemas de hinchazón y retención. Las fritas envasadas son un snack muy calórico: 100 gramos aportan más de 500 calorías. A ellos hay que sumar la elevada cantidad de sodio, que aumenta el riesgo de sufrir retención de líquidos e hinchazón, y la elevada ingesta de almidones, que el organismo transforma rápidamente en azúcares y que favorecen los cambios bruscos de azúcar en sangre, mecanismo que el el riesgo de padecer sobrepeso, obesidad, enfermedades metabólicas y muchos otros trastornos aumenta con el tiempo. Comer con frecuencia un paquete de papas fritas también aumenta el deseo de comer. La confirmación también proviene de un estudio realizado por la Universidad de Deakin. Los estudiosos han demostrado que exagerar con el consumo de alimentos ricos en sal, como las papas fritas, aumenta el deseo de alimentos particularmente grasos que promueven el aumento de peso.

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