Además de usarse para decorar postres, también se puede comer así solo, como chips. Entre otras cosas, los beneficios del jengibre son múltiples: es un digestivo natural, tiene propiedades antiinflamatorias y antiespasmódicas y también es estimulante.
Cómo hacer jengibre confitado
Para esta preparación se necesitan 300 g de jengibre fresco, 300 g de azúcar granulada, agua y azúcar en polvo (opcional).
En primer lugar, limpiar bien la raíz de jengibre fresca, raspando la cáscara con un pelador de verduras. Cortarlo en rodajas finas, con un cuchillo o mandolina. Hacer hervir un litro, aproximadamente, de agua, luego sumergir las rodajas de jengibre y cocinar durante 30-40 minutos, hasta que estén tiernas. Escurrir las rodajas de jengibre, luego volver a colocarlas en una sartén, preferiblemente antiadherente, con el azúcar granulada y suficiente agua para cubrir las rodajas. Dejar cocinar por otros 30/40 minutos, hasta que estén bien caramelizadas. Dejar enfriar, escurrir el almíbar y luego espolvorear con más azúcar.
La relación entre azúcar y jengibre es uno a uno: si desea preparar más o menos cantidad, ajustar las dosis manteniendo la misma proporción.
Cómo almacenar el jengibre confitado
Si no se va a usar en el momento, es importante almacenarlo de inmediato: ponerlo en frascos de vidrio durante un máximo de 1 mes y no se tendrán problemas. Colocarlos lejos de la luz solar directa en un lugar fresco y seco.
También se puede consumir como un snack, llevándolo con uno entro de pequeños frascos o bolsitas con cierre, para disfrutarlo en cualquier momento.
Otra opción es cubrirlo con chocolate y combinarlo con frutas secas.
Comentarios sobre este artículo (0)