1. La compra
La lucha contra el desperdicio de alimentos comienza con la selección y la planificación de las compras y comidas. Evitar malas compras, apresuradas y excesivas, impulsados por el 3x2 que ofrecen supermercados, paquetes de maxi-ahorro o descuentos.
Comntrolar qué necesitamos y lo que ya tenemos superando el "síndrome de la despensa vacía". Hacer una lista de acuerdo a las necesidades reales.
Evitemos ir a la tienda de comestibles con el estómago vacío, las tentaciones podrían aumentar.
Respetar la estacionalidad en las compras, especialmente frutas y verduras, y el origen del producto.
Aprender a leer las etiquetas, que que representa la tarjeta de identidad de los alimentos.
Atención a los plazos y su significado real. "Para ser consumido hasta el.."., significa que el alimento es apto para el consumo sólo hasta el día indicado (leche, yogur) sabiendo que hay para todos los productos de un mínimo de tolerancia. Mientras que "consumir preferentemente antes de..". indica la fecha hasta la que el alimento conserva sus cualidades específicas. En este caso, los alimentos son seguros para el consumo, incluso después del día o mes indicado. No deben tirarse a la basura.
En todos los casos siempre hay que comprobar el contenido usando nuestro primer laboratorio sensorial: la vista, el olfato, el gusto... y por supuesto el sentido común.
2. El refrigerador
El siguiente paso es descartar el embalaje - atención a los envases y el reciclado - y poner el alimento en el refrigerador: electrodoméstico que sirve para conservar los alimentos a baja temperatura.
Se debe poner atención en las estanterias ya que la temperatura no es homogénea. Leer bien el manueal de instrucciones para saber cómo ubicar los alimentos según la temperatura que requieran.
También es útil rotar los productos, poniendo al frente los más perecederos y de corta fecha de vencimiento. Muy a menudo los productos que quedan "atrás" tienden a pudrirse o expirar en el refrigerador yendo a parar con los residuos. Por tanto, deben ser "rotados". Muchos se pueden congelar: productos frescos, pan y sobras en raciones. Vale la pena una nota sobre los contenidos de la bolsa o recipiente, y la fecha.
3. La cocina
Cocinar en exceso a menudo lleva a tener que administrar las sobras que no podemos o no queremos comer en los días sucesivos, y luego terminan directamente en la basura.
Cuando se cocina hay que prestar atención a las cantidades. Los sobrantes se pueden dividir en descartes propiamente dichos (pieles de patata, tallos de las espinacas, ensalada marchita, leche agria, cabezas de pescado) ay verdaderos sobrantes (arroz, pan, carne). Si, a pesar de ésto, la comida es demasiada y no se puede congelar o reciclar, se puede compartir inmediatamente con amigos y vecinos. También es una manera de crear oportunidades para el intercambio, la convivencia y la sociabilidad.
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