El hierro podría disminuir los síntomas del Síndrome Pre Menstrual

Todas las padecemos cada mes el llamado Síndrome premenstrual, que no es otra cosa que vario iniciados a la segunda mitad del ciclo menstrual, y que desaparece uno o dos días después de iniciado el periodo.

Entre los síntomas físicos más comunes están los dolores de cabeza, calambres, distención abdominal, y estreñimiento o diarrea. Dentro de los síntomas emocionales podemos notar irritabilidad, letargo y labilidad emocional que se presenta como hostilidad, confusión y depresión.

Hace poco se realizó una investigación y que luego se publicó en American Journal of Epidemiology, donde se analizaron a 3.000 mujeres durante 10 años, encontrando que aquellas que consumieron más de 20 miligramos al día de fuentes de hierro tenían entre 30 y 40% menos probabilidades de desarrollar el mencionado síndrome, en diferencia con aquellas mujeres que consumieron menos cantidad de este mineral.

Los especialistas que realizaron el estudio limitaron su análisis del síndrome en el que síntomas como sensibilidad en los senos, hinchazón y depresión llegan a ser tan graves que impactan considerablemente en actividades diarias y hasta en las relaciones sociales.

Quienes consumían cantidades mayores a los 20 mg de calcio, quedaron vinculadas con mayor descenso del riesgo de los síntomas, pero aquellas que lo consumían en exceso, también podían presentar consecuencias adversas.

Todavía no se ha encontrado la razón de este vínculo, pero se cree que el mineral puede tener algo que ver con la producción de serotonina, una molécula que tiene bastante importancia en la mayoría de procesos del cerebro y del organismo.

Son muchos los médicos afirman que el hierro es necesario para que el cuerpo fabrique serotonina. Y podemos encontrarlo en cantidades moderadas en alimentos como las carnes, los frijoles, las lentejas, las espinacas, y los frutos secos como almendras y otros.

El síndrome pre menstrual afecta entre un 30 y 80 % a las mujeres en edad fértil, intensificándose a medida que se envejece, pero, otras investigaciones afirman que las adolescentes sufren los mismos síntomas y en la misma intensidad que las mujeres adultas.

El tratamiento puede basarse en el régimen alimenticio, reduciendo el consumo de sodio, y aumentando la ingesta de proteínas y polisacáridos.

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