Las rubias son excelentes para los huesos y la vista
Dulces y jugosas, las naranjas rubias son ricas en pectina y celulosa, fibras que ayudan a combatir el estreñimiento. Aseguran una buena dosis de carotenoides, incluido el betacaroteno, un pigmento que le da a la fruta su color amarillo anaranjado. Es un precursor de la vitamina A, que es útil no solo para la salud de ojos y piel, sino también de huesos. De hecho, la vitamina A promueve la absorción de calcio, un mineral que fortalece el esqueleto y ayuda a proteger contra el riesgo de osteoporosis.
Las rojas son geniales para el corazón y más
Esta fruta tiene buenas cantidades de potasio y magnesio, dos minerales que actúan como reguladores de la presión arterial. Además, es fuente de folato, que evita la acumulación de homocisteína, un aminoácido que aumenta el riesgo cardiovascular. En comparación con las rubias, aportan un mayor aporte de polifenoles, en particular antocianinas, pigmentos responsables del color de la pulpa que tienen diversos beneficios para la salud. Estas sustancias contrarrestan el envejecimiento combatiendo la acción de los radicales libres. También tienen una acción protectora sobre el corazón. Reducen el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares. En particular, contrarrestan la acumulación de colesterol malo y triglicéridos, que son perjudiciales para la salud de las arterias.
Gracias a la riqueza de estos poderosos antioxidantes, las naranjas sanguinas también son útiles en la prevención del cáncer. Por eso son el fruto simbólico de la investigación del cáncer.
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