El café por el mundo: Italia

A diferencia de otros países europeos, no hubo campañas exaltadas en contra del sospechoso brebaje enviado por la Media Luna. Solo un grupo de temerosos pidieron al papa Clemente VIII que lo prohibiese, por pagano. El pontífice probó la bebida y la bautizó con agua bendita. Dijo: "Sería una lastima, dejar algo tan delicioso en manos de los infieles". Por supuesto, que el papa Clemente no tomó un espresso.

El famoso espresso itálico fue inventado alrededor de 1930, cuando Italia invadió a Abisinia y un edicto de Mussolini obligó (si o si) a tomar café de ese origen. Era demasiado ácido. Se procedió entonces a torrarlo y a inventar la máquina Espresso. Allí el agua se calienta hasta convertirse en vapor y luego se hace pasar a presión a través del café molido.

Un excelente invento ya que de esa manera, se disuelven las esencias aromáticas del café, pero no el áspero tanino. La diferencia con el café de filtro que al recalentarse se convierte en un jugo intomable, es demasiado obvia como para discutirla.

Una espléndida fórmula italiana es el cappuccino. Y esta es una forma casera de prepararlo:

Cappuccino
Para cuatro personas:
1/2 litro de café caliente muy fuerte
6 cucharaditas (de tée) de azúcar
1/4 litro de crema de leche
4 ramitas de canela
1 cucharadita (de té) de chocolate rallado

Azucarar el café, rellenar tacitas precalentadas, colocar encima un copo de crema batida apenas. Revolver cuidadosamente con la ramita de canela (una para cada taza) y espolvorear con chocolate.

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