En 1473 Leonardo era aprendiz en el taller del distinguido pintor y escultor Verrocchio y, por las noches, trabajaba en una taberna llamada Los Tres Caracoles. Allí intentó revolucionar la cocina tradicional del Renacimiento, inventando lo que hoy llamamos "nouvelle cuisine"; servía platos primorosamente presentados con pequeñas porciones de comida sobre pedacitos tallados de polenta, cosa que escandalizó a las gentes de la época, acostumbrada a comer hasta atiborrarse y, lógicamente, perdió su empleo.
Tiempo después, envía a Lorenzo de Médici, señor de Florencia, en guerra contra el Papa, unas maquetas de máquinas de asalto hechas con pasta y mazapán, la idea no fue comprendida por Lorenzo quien se las dio a comer a sus invitados. Ante este nuevo fracaso, Leonardo decide marcharse de la ciudad y entonces Lorenzo le da una credencial recomendándolo a Ludovico Sforza 'El Moro' en compensación por el agravio de haberse comido sus maquetas.
Con Ludovico, Leonardo fracasa nuevamente al presentar el siguiente menú para una boda, considerado totalmente escaso e indecuado por "el Moro": una anchoa enrollada descansando sobre una rebanada de nabo tallada a semejanza de una rana; otra anchoa enroscada alrededor de un brote de col: una zanahoria, bellamente tallada; el corazón de una alcachofa; dos mitades de pepinillo sobre una hoja de lechuga; la pechuga de una curruca; el huevo de un avefría; los testículos de un cordero con crema fría; la pata de una rana sobre una hoja de diente de león; la pezuña de una oveja hervida, deshuesada.
En los años siguientes, paralelamente a sus creaciones artísticas e ingenieriles, Leonardo se dedicó a desarrollar artefactos para facilitar la activiad gastronómica (con poco éxito); cuando Ludovico lo invita 'gentilmente' a retirarse en vida espiritual en el convento de Santa María Delle Grazie, se adueña de la conducción de la cocina del convento, tanto que los pobres frailes se quejan que "en los últimos dos años desde que el Maestro permanece en el convento, él y los frailes se mueren de hambre, obligados a comer los horrendos platos que Leonardo prepara".
A su muerte, acaecida el 2 de mayo de 1519 en el castillo de Cloux; el gran genio deja a su fiel cocinera, el 'registro de invención' de una serie de artefactos culinarios como el sacacorchos, la cortadora de fiambres y el tritura ajo, todavía llamado por los cocineros de hoy, 'el leonardo'.
Como todo genio muchas veces incomprendido en su época, Leonardo deja algunas máximas de gran actualidad con respecto a la comida y la bebida. Entre ellas, dice con respecto a la salud y los alimentos: “Si habéis de conservar la salud no debéis comer, a menos que así os apetezca, y que siempre cenaréis con parquedad; masticad bien y que todo lo que comáis sea sencillo y esté bien cocinado“. Y sobre el vino decía: “Sed moderados, tomadlo en pequeñas cantidades con frecuencia pero no a otras horas que no sean las prescritas para las comidas, ni con el estómago vacío“.
Comentarios sobre este artículo (0)