Posiblemente son originarios de Asia y del África tropical. Se sabe que la sandía se cultivaba hace 2000 años en el valle del Nilo, y aparece mencionada en la Biblia. Actualmente su cultivo está especialmente extendido en las zonas cálidas y soleadas.
Estas dos frutas destacan por su alto contenido en agua, más del 90%, lo que las hace especialmente refrescantes. Además contienen vitaminas A y C y son especialmente ricas en potasio y en menor cantidad, fósforo, calcio y sodio.
Son de las frutas que aportan menos calorías, ya que son de las más pobres en carbohidratos: 25 calorías cada 100 gramos el melón y 19 la sandía, que igualmente aporta menos elementos nutritivos y vitaminas.
Integrantes de la familia de las cucurbitáceas, estas plantas trepadoras o rastreras requieren del mejor sol para su cultivo, y pese a la creencia popular, su color no es determinante de un buen sabor. El secreto está en el aroma que despiden, sobre todo en la parte de implantación del tallo, donde ceden a la presión de los dedos si están a punto. Una vez maduros -si están verdes resultan insípidos y faltos de aroma- deben comerse rápidamente y bien fríos, aunque su delicada pulpa no soporta la congelación sin alterarse.
Las sandías pueden llegar a pesar hasta 30 kilos y las encontramos redondas y ovaladas. Aunque todas son de corteza verde, las hay de diversos tonos. La pulpa es en todos los casos roja y salpicada de semillas negras. Actualmente se comercializa una variedad sin semillas.
Los melones presentan mayor variedad; los hay amarillos, que son los melones de verano, de sabor dulce; los de invierno son una variedad de maduración tardía; los cantalupo de pulpa rosada y muy aromático, pueden ser de corteza verde o dorada.
Se cultivan en variedad “mini” o individual; los melones galia son de corteza dorada al madurar y carne verde, son muy aromáticos: el melón piel de sapo es alargado, de corteza verde con “dibujos”, es el melón de verano por excelencia. Su pulpa varía desde el verde hasta el anaranjado, pasando por el blanco.
Su temporada es el verano, sin embargo, debido a las distintas variedades existentes, se suelen encontrar todo el año, aunque fuera de temporada son más caros y de calidad inferior. A la hora de elegir un melón o una sandía es indispensable sopesarlos: deben pesar bastante en relación a su tamaño. Estos serán los más jugosos y maduros.
Según su tamaño, será la presentación elegida. Los melones chicos quedan muy bien cortados en mitades, sin las semillas y los de mayor volumen se presentan cortados en tajadas o gajos en porciones individuales.
El melón es un clásico entrante que se puede servir de muchas maneras además del típico melón con jamón; por ejemplo, combinado con queso fresco y sazonado con hierbas; o en ensalada en unión de otras frutas, pollo o mariscos. Además de frescas, se utilizan, sobre todo el melón, para mermeladas, compotas y encurtidos.
Los melones y sandías son frutas muy adecuadas para granizados y sorbetes, que refuerzan su carácter refrescante. También como base para macedonias de frutas o para combinar con helados. Pero simplemente servidos al natural son un excelente postre.
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