Adiós al colesterol con el ajo fresco

Rico en vitaminas y sales minerales, este alimento es una verdadera panacea para la salud, gracias a sus numerosas propiedades antioxidantes y antibacterianas, y a un principio activo que combate el colesterol
Un diente de ajo al día puede ser suficiente para combatir el colesterol malo. Según lo confirmado por numerosos estudios, este alimento, que ya se utilizaba en el antiguo Egipto para mantener sanos a los esclavos, también se puede comer crudo, aunque el suyo no es exactamente un sabor de lo más delicado para el paladar.

Los valores nutricionales del ajo

Desde un punto de vista nutricional, el ajo contiene unas cuarenta kilocalorías por cada cien gramos y también es rico en vitaminas (A, C, E y otras del grupo B) y una variedad de sales minerales, desde fósforo a calcio, desde potasio a sodio. Y es muy recomendado en la cocina para los que siguen dietas de adelgazamiento, ya que estimula el metabolismo y tiene significativas propiedades diuréticas.

Pero eso no es todo: así como para alejar vampiros, como dictan las leyendas fantasiosas, el ajo también es conocido por sus propiedades antibacterianas, antioxidantes y anti-parasitarias. Su efecto desintoxicante en el tracto digestivo y el intestino, también ayuda a reducir la hinchazón, mientras que la presencia de vitamina C hace que sea un ingrediente ideal contra los resfriados, influenzas y virus respiratorios.

Contra el colesterol malo

El ajo también se considera un alimento afrodisíaco, debido al efecto vasodilatador, que mejora la circulación y promueve el flujo de la sangre a las áreas periféricas del cuerpo.

La prevención del colesterol malo (LDL) se atribuye a la presencia alicina. Este es el principio activo más importante; se trata de una sustancia que no se encuentra en el bulbo entero, sino que se forma cuando los dientes que lo componen, se cortan y son triturados o masticados.

Un diente por día

La dosis recomendada de ajo es de uno o como máximo dos dientes de ajo al día. Consumir más, por el contrario, podría causar irritación en el sistema digestivo, dolor de estómago y gastritis, y también anemia.

Una de las preocupaciones más comunes son sus efectos indeseados como la halitosis. Se la puede combatir comiendo un poco de fruta inmediatamente después de la ingesta de ajo: las más eficaces son las manzanas, peras, melocotones, albaricoques, ciruelas, uvas y cerezas. Incluso podría ser útil, masticar hojas de perejil o clavel.

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