Comfort Food: comidas que deleitan el paladar y el espíritu

¿Cuántas veces hemos soñado con un buen trozo de tarta de la abuela cuando estamos tristes? Para traer de vuelta los recuerdos del pasado, para respirar el aire del hogar o simplemente para disfrutar de un momento de saludable dulzura.

En definitiva, ¿cuántas veces la comida nos da el calor de nuestra infancia? Bueno, muchas! Y los platos que nos regeneran desde un punto de vista emocional se denominan "Comida confortable", es decir, comida que reconforta, consuela y mima o, simplemente confort food

La definición de comfort food apareció por primera vez en 1977 en Estados Unidos, indicando en detalle el bocado que transmite a quien lo prueba una nostalgia, una emoción, un calor humano que llena el paladar y el corazón al mismo tiempo.


Comida chatarra y comida reconfortante

Seguro, muchos dirán "pero ¿qué es mejor que chocolatada y papas fritas para animarnos?" pero, sin embargo son comida chatarra. La comida confortable es más, no es necesariamente algo calórico o azucarado, pero es el plato que trae a la mente sentimientos positivos.

Uno de los mayores ejemplos de comida confortable en la literatura es la magdalena, que es el dulce francés que Proust, en el papel del narrador de "En busca del tiempo perdido", sumerge en el té, trayendo así los recuerdos de su infancia.

Y así como el dulce en el té devolvía emociones positivas a Proust, cada uno de nosotros tiene su propia comida confortable personal: hay quienes recuerdan el pastel de la abuela, quienes recuerdan la pasta de la madre, quienes el guisado de la tía, etc.


Emociones en la mesa

La comida confortable vincula estrechamente la comida, las emociones y el hecho de que se come no solo para satisfacer el apetito, sino también para sentirse mejor, para mejorar el estado de ánimo, reducir el estrés, calmar o anestesiar la tristeza.

La misma ciencia ha demostrado que los desequilibrios nutricionales a menudo pueden afectar el estado de ánimo o alimentar la depresión.

Hay algunos alimentos como el chocolate amargo, el salmón, las espinacas, las almendras, que liberan endorfinas, dopamina o serotonina, sustancias que naturalmente contribuyen a mejorar el estado de ánimo.

Luego, también están los alimentos que tienen un valor emocional real para quien los consume, ya que recuerdan experiencias positivas de su vida, y nutren aún más el bienestar psicológico.

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