La importancia del tomate reside también en las sustancias que contiene, que son beneficiosos para la salud y para la piel. Bajo en calorías (alrededor de 20 calorías por cada 100 g), es una importante fuente de fibra, vitaminas y minerales: es rico en vitamina C y potasio y contiene licopeno en altos porcentajes.
Es importante destacar que el tomate ejerce mejor sus efectos saludables cuando está perfectamente maduro: de lo contrario, además de ser menos digerible, es más pobre en vitamina C y caroteno. Si se consumen crudos, lo mejor es elegir los tomates firmes y consistentes, mientras que para otras preparaciones es mejor comprarlos rojos y maduros.
Marinar
Los tomates cortados en cubitos deben marinarse con sal, aceite de oliva extra virgen, ajo y albahaca, para su utilización en salsas o sobre pan tostado.
Vaciado
Para rellenar tomates se los debe vaciar desde arriba con una cucharita vaciadora, después de eliminar una tapa de pulpa con el tallo, y recoger las semillas y el jugo, filtrando este último para dar sabor a los rellenos.
Salteados
los tomates más pequeños, enteros o cortados por la mitad, se saltean en la sartén como base para una salsa.
Conservación
Escaldar los tomates (tipo pera) durante un par de minutos en agua hirviendo, luego pelarlos y colocarlos en frascos de vidrio con cierrre hermético, alternando con hojas de albahaca, sin dejar espacio entre el uno y el otro. Después de haber esterilizados los frascos en agua hirviendo, los tomates se conservan, listo para todos sus usos.
Salsa de tomate
Para preparar los tomates que se utilizarán para salsa, se recomienda en primer lugar pelarlos y quitarles las semillas. Para quitar la piel se debe hacer un corte en cruz con un cuchillo filoso en la base de la verdura, sumergirlos en agua hirviendo y después de un minuto la piel se separa prácticamente sola. Las semillas en cambio son fáciles de retirar después que han cortado los tomates por la mitad. En este punto, los tomates están listos para ser cortados en cubos, para combinar con un salteado de ajo y aceite de oliva extra virgen o tal vez el más clásico con zanahoria, cebolla y apio.
Puré de tomate
Después de la cocción de los tomates con un poco de sal, y transformados en salsa, hay que pasarlos por un colador y luego ponerlos en un frasco esterilizado y almacenarlos. Este puré puede ser utilizado, una vez cocido, como salsa para dar sabor a una pasta, condimentada con ajo y unas cuantas hojas de albahaca.
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