Crunch efect: comer alimentos crujientes ayuda a introducir menos calorías

Comer es una experiencia multisensorial, pero quizás nunca hemos tenido muy en cuenta la importancia del aspecto acústico en nuestros hábitos alimenticios, ni cuánto puede marcar la diferencia el sonido, ¡incluso en la ingesta calórica! En cambio, un estudio publicado en la revista especializada Food Quality and Preference revela que los sonidos de los alimentos afectan la cantidad de comida que consumimos, gracias en particular al llamado efecto crunch: averigüemos qué significa y cómo podemos aplicar esta teoría a nuestra vida diaria!


El efecto crunch influye en la dieta

Suele decirse que un plato entra por los ojos, y ciertamente sabemos lo relevantes que son los sentidos del olfato, el gusto y el tacto en nuestra experiencia gastronómica: hasta ahora, sin embargo, nunca nos habíamos centrado lo suficiente en el oído, que se mantuvo, por decirlo así, relegado al último lugar de los sentidos aplicados a la ciencia culinaria.

Sin embargo, incluso nuestros oídos juegan un papel en la nutrición, o mejor dicho, en los sonidos que percibimos, ya que la mayor conciencia de masticar que se da al escuchar el crujido de un alimento, al masticar o al sorber bebidas, tiene un efecto directo en nuestra inclinación a comer, disminuyendo las cantidades que no son necesarias.


La relación entre el sonido y la alimentación

El objetivo de los investigadores estadounidenses era centrar la atención en las señales intrínsecas y las propiedades sensoriales de los alimentos consumidos, analizando en concreto el sonido que emite un alimento durante la masticación y su relación con la cantidad de consumo. En concreto, el estudio demuestra que una mayor atención al sonido que emiten los alimentos, o la importancia del sonido de los alimentos, puede servir como señal para controlar el consumo y conducir a una reducción de la cantidad de alimentos ingeridos.

Este descubrimiento proviene de tres estudios que destacan la constante relación negativa entre la importancia del sonido de un alimento y la ingesta de alimentos: en palabras más simples, percibir y ser consciente del efecto crunch nos hace comer menos.

El experimento más interesante reveló que las personas comen menos cuando el sonido de la comida es más fuerte: los participantes usaban audífonos que reproducían ruidos fuertes (sonidos de fondo externos, como TV, radio y música en los auriculares) o los amortiguaban mientras comían refrigerios y los análisis encontraron que cuando el sonido fuerte enmascaraba el sonido de masticación, los sujetos de ese grupo comían más. Específicamente, el grupo "tranquilo" comió 2.75 pretzels en promedio, mientras que el grupo "ruidoso" comió 4, ahorrando un 30 por ciento de calorías.


Los resultados del estudio: cuanto más fuerte es el sonido de la comida, menos comida consumimos

Para ser claros, los investigadores no están hablando del chisporroteo del tocino o el estallido de las palomitas de maíz, sino solo del sonido que proviene de la acción de masticar y que, por lo tanto, depende del nivel de crujido de un alimento.

Tradicionalmente, los consumidores y los investigadores han pasado por alto el sonido de la comida como una señal sensorial importante en la experiencia de comer, dijo uno de los autores del estudio, pero en realidad, la prominencia del sonido de la comida tiene un gran impacto. De hecho, la investigación destaca el peso de las señales auditivas intrínsecas de los alimentos en el consumo y ofrece resultados tanto para los investigadores interesados ​​en comprender cómo se conectan las señales sensoriales con el consumo.

Amortiguar o eliminar el efecto crujiente de un alimento, por ejemplo, si comemos con la televisión encendida o escuchamos música a todo volumen, de hecho puede reducir la percepción auditiva y empujarnos a consumir más, al eliminar uno de los sentidos involucrados en la experiencia de comer.

De ello se deduce que la concentración es fundamental para una correcta alimentación y también para evitar comer en exceso: debemos estar más atentos no sólo al sabor y al aspecto físico de los alimentos que ingerimos, sino también al sonido que producen, evitando abrumar nuestros sentidos (y en concreto la audición) en el momento del consumo, como también sugiere comer conscientemente.


Lo crujiente está de moda

Entonces, tal vez no sea solo una coincidencia que los alimentos crujientes estén muy de moda entre los consumidores.

Otros estudios revelan que la apariencia de crocante se combina con otras señales positivas percibidas a nivel inconsciente, como, por ejemplo, la frescura de un alimento, la satisfacción (el propio acto de masticar estimula el cerebro y comunica una señal de saciedad al estómago) y la palatabilidad de un producto: para este último punto, una investigación de 2019 publicada en Appetite encontró que a las personas les gustaban los alimentos que promocionaban la palabra crunch o crunchy en los envases o en la publicidad más de uno prácticamente idéntico, pero sin un mensaje "subliminal".

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