El vino a la temperatura justa

¿Cuál es la temperatura adecuada para servir cada tipo de vino?

Al igual que con cualquier fragancia, los aromas del vino se perciben mucho mejor al aumentar su temperatura. A 18 grados se puede apreciar toda la complejidad de un vino, mientras que a 10 grados, las características químicas del vino no permiten a nuestros sentidos percibirlas y, a menos de 4 grados, incluso pueden pasar desapercibidas. Veamos entonces lo que recomiendan los expertos...

Para entender mejor el tema, es importante tener en cuenta esta regla que también se aplica a los alimentos: las temperaturas altas amplifican las sensaciones dulces, mientras que a baja temperatura, el sabor amargo y salado y la sensación de astringencia de los vinos tintos tánicos, se acentúan. Por esto, los vinos tintos, que son tánicos, no aceptan bajas temperaturas, ya que con ellas, no pueden expresar su riqueza; mientras que los vinos blancos - por lo general no tan tánicos y más frescos - se beben a una temperatura no demasiado elevada.

Entonces las sensaciones que percibimos en cada vino no son sólo producto del gusto personal, sino que varían de acuerdo a la temperatura. En palabras del enólogo francés, Emile Peynaud: "Existe una relación inversa entre el carácter tánico y el afrutado del vino".

Los vinos tintos jóvenes (por lo general menos tánicos) que tienen un carácter más frutal, puede ser servidos a una temperatura un poco inferior, de 14 a 16 grados; mientras que los vinos más complejos, con un mayor envejecimiento en botella (más de dos años) normalmente se beben a una temperatura de 18 grados (a menudo llamada temperatura ambiente) para acentuar su suavidad. A menudo sucede que el vino se sirve a una temperatura de 20 grados o más; sin embargo, hay que recordar que en este caso la sensación se centrará más en el alcohol y los aroma del vino se perderán más rápido.

Una vez que haya seleccionado el vino, entonces, hay 7 reglas básicas a tener en cuenta antes de servirlo a la temperatura adecuada:

1 Tenga cuidado con el concepto común de la temperatura ambiente: en el pasado este concepto era válido cuando la temperatura en la casa no superaba los 16-18 grados. Hoy la temperatura en los viviendas generalmente supera los 20 grados, aun en invierno.

2 Si necesita enfriar un vino blanco, la mejor manera es colocar la botella en un cubo con hielo y agua. Se tardan 20 minutos. Evitar absolutamente el freezer, porque produce un choque térmico demasiado violento para el vino.

3 Refrescar no significa congelar. Una temperatura casi helada, es una buena manera de enmascarar los defectos o la mala calidad de un vino.

4 Para templar un vino (tiento), es mejor evitar una fuente de calor vivo y directo que recalentará el vidrio de la botella y arruinará el potencial aroma y sabor del vino.

5 Tome en cuenta la temperatura exterior: cuanto más calor hace, más fresco debe servirse el , incluso el tinto.

6 Tenga en cuenta que el vino, una vez servido en la copa, gana en pocos minutos un par de grados.

7 Por último, es mejor servir los vinos blancos o rosados secos y los vinos dulces y espumantes a una temperatura alrededor de 10 grados (hasta 12 grados si se trata de vinos más maduros); mientras que los vinos tintos, jóvenes y poco tánicos, se sirven a una temperatura de 14-16 grados, y hasta 18 grados cuando son más estructurados y añejados.

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