Llegada a nuestras mesas gracias a Napoleón, que en 1829 convocó un concurso para encontrar un sustituto más económico a la mantequilla de vaca, la margarina -desde entonces- siempre ha sido objeto de debate porque se obtiene mecánicamente y no de forma natural como la mantequilla.
Excelente para preparar pasteles y galletas, pero también simplemente para untar sobre una rebanada de pan acompañada de mermelada, surge cíclicamente una pregunta sobre este alimento: ¿la margarina hace mal?
Veamos entonces cuáles son las principales diferencias entre la margarina vegetal y la mantequilla.
Composición
La mantequilla, como sabemos, se produce mediante la pasteurización de la parte grasa de la leche y su posterior procesado, necesario para tener un producto compacto y homogéneo. La mantequilla así obtenida está compuesta por un 82% de materia grasa, un 2% de extracto seco y un 16% de agua.
La margarina, por su parte, contiene un porcentaje de grasa que ronda el 84% (sólo un 2% más que la mantequilla), y es esencialmente una emulsión de aceites vegetales y agua, solidificada mediante un proceso de hidrogenación; un proceso que transforma el componente graso contenido en los aceites en grasas trans (consideradas dañinas para el organismo porque aumentan el nivel de colesterol en la sangre), y por ello señalada por sus detractores. Sin embargo, también se pueden encontrar en el mercado margarinas elaboradas con grasas no hidrogenadas y con la adición de sustancias -como esteroles vegetales y omega3- beneficiosas para el organismo.
Aspecto y cualidades organolépticas
La margarina suele ser de color amarillo brillante, un matiz que, a diferencia de la mantequilla (cuyo color puede variar, según cuándo se elaboró y con qué leche, del blanco lechoso al amarillo brillante) se obtiene mediante la adición de colorantes El sabor a margarina también viene dado por la adición de aromas, que la hacen más apetecible que el sabor que tendría de forma natural.
Valores nutricionales
La mantequilla contiene 758 calorías por cada 100 gramos de producto. Además, al ser un derivado de la leche, contiene proteínas, hidratos de carbono, minerales (como calcio, fósforo y potasio), vitaminas (A y D), así como un buen porcentaje de colesterol.
100 gr. de margarina, en cambio, contienen 760 calorías y -si es 100% vegetal- no tiene colesterol. Desafortunadamente, como se mencionó anteriormente, sus grasas hidrogenadas se transforman en ácidos grasos trans, que aumentan el nivel de colesterol LDL (malo) en la sangre y pueden favorecer la aparición de patologías cardiovasculares.
En conclusión
Preferida por los veganos y aquellos con intolerancia a la mantequilla y al aceite de oliva, como hemos visto, el contenido de grasa y las calorías proporcionadas por la margarina son aproximadamente las mismas que las de la mantequilla.
Además, las grasas vegetales no hidrogenadas contienen mayores cantidades de ácidos grasos esenciales (que el organismo no es capaz de sintetizar) que las grasas sólidas animales o vegetales; por lo tanto, son más valiosos desde el punto de vista nutricional: un elemento que, leyendo entre líneas, estaría por lo tanto a favor de la margarina no hidrogenada.
Entonces, ¿la margarina hace mal? No hay una respuesta segura. En nuestra opinión bastaría con consumirlo con moderación, al igual que se debe hacer con cualquier otro ingrediente.
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